Es doloroso observar lo que ocurre en muchas naciones, pero no sorpresivo. Las Escrituras anuncian que todo esto sucedería, como consecuencia de la desobediencia a las instrucciones del Soberano de los pueblos.
Sin embargo,en nuestro caso, a pesar de la maldad que se ha manifestado, la cual ha generado ya sentencia en nuestra contra, hemos guardado cierto respeto a los principios fundamentales establecidos en las Escrituras.
No podemos olvidar que en el año 1940 albergamos cuarenta familias hebreas en Sosúa, Puerto Plata. De igual manera, el 29 de noviembre de 1947, apoyamosel reconocimiento de Israel como nación, ante las Naciones Unidas.
Estos hechos han intervenido para que la misericordia del Todopoderoso, siga siendo extendida. No tentemos a Dios.
La intención de algunos que aspiran posiciones de gobierno, de desarraigar al Altísimo de nuestras convicciones, bajo el pretexto de la libertad de culto, provocará un único e irreversible resultado: traer maldición a nuestra Quisqueya.
Lacera ver posiciones adversas a la enseñanza de la Biblia en las escuelas, siendo este el método inequívoco para que nuestros niños, adolescentes y jóvenes, conozcan el respeto y la honra a nuestro Creador y se conviertan en hombres capaces de sostener una sociedad,donde el bien sea el accionar imperante.
Quebranta darnos cuenta de la intención de eliminar el escudo de nuestra bandera, porque proclama al Dios verdadero y establece Su Palabra, como instrumento de libertad.
Este es el mejor momento para que, como dominicanos, evitemos la desgracia. Nunca estemos contestes con decisiones que, de ser tomadas, borrarían nuestra historia de gracia y de favor. Bienaventurada la nación cuyo Dios es YHWH,el pueblo que El escogió como heredad para sí.