POR CARLOS FRANCISCO ELÍAS
Para despedir su vuelta a la vida, la Cinemateca Dominicana celebrará el domingo 19 de diciembre una noche Beatles, con la proyección de los clásicos Beatles cinematográficos, me refiero a La noche de un día difícil (A hards Day Night), 1964 dirigida por Richard Lester y el Submarino Amarillo (Yellow Submarine) 1968, terminada finalmente por George Dunning.
Debe recordarse que el mismo Richard Lester había hecho con los Beatles, Help en 1965, un año luego que la Noche de un día difícil.
El Submarino Amarillo lo había iniciado Brian Epstein, ante su deceso el proyecto lo tomó Dunnig…
Estas películas junto a Let It be, 1970, director Michael Lindsay- Hogg- entre otras, revitalizaron el cine musical, especialmente la pelìcula de Lester, La Noche de un Día difícil, cuyo contenido y forma la coloca como una cinta innovadora en el género musical para su tiempo.
Las películas de los Beatles fueron en general tan revolucionarias en la forma como las propias canciones del grupo.
Es como si a una revolucionaria estética sonora, el cine se viera en la ineludible obligación de dar una respuesta visual adecuada, para no quedarse atrás con una proposición visual que no mereciera la respuesta adecuada a lo que la música de los Beatles habìa significado en en su momento.
Hacia los años 60 el op art y el pop art estaban a la orden del día como movimientos artìsticos que expresaban con esplendor toda la contestación de los artistas y de la juventud de aquella época.
La escuela de sociología de Francfurt, Alemania, tendría en Herber Marcuse su lìder ideológico quien analizaba las sociedades post industriales como sociedades de consumo, toda la teoría de Marcuse se hizo famosa, tan famosa que en un filme de Michaelangelo Antonioni, titulado Zabriskie Point, 1970, la tesis de Marcuse se haría realidad en imágenes.
Las imágenes que se verían en las películas de los Beatles, prácticamente en todas, eran imàgenes que correspondìan a los movimientos artìsticos de aquellos años.
el arte Pop estaba alimentado desde el punto de vista visual por el efecto cromático que había producido el consumo de LSD y otras experiencias alucinógenas, incluidas luego como experiencia de colores emblemáticos del famoso Movimiento Hippies, cuyo Vaticano era la ciudad de San Francisco California.
La Guerra de Vietnam fue un catalizador importante para este movimiento. En los Estados Unidos de América generó protestas domésticas de apreciable definición de posiciones políticas determinantes sobre este tema.
El final de la década del 60 se caracterizó por un fuerte movimiento de contestación estudiantil tanto en Europa como en los Estados Unidos, las rebeliones estudiantiles europeas marcadas por el llamado mayo del 68, estremecieron los cimientos de países como Francia y Alemania, aunque solo fuera una alarma, en el caso del mayo francés, el propio Charles de Gaulle, entendió que sus días de estadista estaban contados y que una nueva República se abría paso entre los escombros y los bomberos, en el corazón del barrio latino de París.
Entre revoluciones estéticas y conatos de revoluciones sociales urbanas burguesas, los Beatles hicieron una proposición fìlmica interesante, tan interesante que todavía tiene vigencia como documento de imagen en movimiento, de un fenómeno mundial que hoy muchos recuerdan con sana nostalgia y otros tratan de entenderlo en su esencia…
Para la Cinemateca Dominicana, en este caso, es el inicio de una tradición de final de año cada mes de diciembre, la exhibición de las pelìculas Beatles para cerrar cada año sus exhibiciones.
Sobre la filmografía Beatles hay muchas especulaciones, nadie podría saber hasta el momento y de modo detallado, cuántos documentales todavía se han hecho sobre este grupo, si comparamos los que hay ya censados y los indepenientes aún no clasificados y se debe decir que hay algunos, a excepción de A day in the Life o Day and Dead, otro documental sobre el rock de los 60.
De todos modos, salvo algunas manifestaciones en Liverpool y en otros puntos de Europa, las exhibiciones de lo producido visualmente por lo Beatles en otra parte del mundo, ha quedado limitada al culto de los bitlemaníacos enfermos que abundan con furor en todas partes del mundo, de hecho: se sospecha que en el balance musical de las décadas, muchos de estos fanáticos beatles, se sienten complacidos y orgullosos porque su música venerada no ha sido superada, esta afirmación y orgullo puede mover a dudas, pudiera llevarnos hacia excelentes polémicas con las nuevas generaciones y su música, porque hay quienes piensan, también, que la música actual no ha superado a los Beatles.
En todo caso, lo interesante sería despojar este debate fabuloso de los temas de generaciones, porque solo desprovisto de este prejuicio la verdad, en términos de técnicas musicales y contenidos de textos, solo así podría surgir. Siempre las comparaciones son odiosas, pero comparar épocas a veces es necesario, permite situarnos en relación con el presente y permite también mirar el pasado sin la generosidad de una complicidad que impida un juicio racional y pragmático.
Soy de los que piensa que ese es un pasado muy reciente y que las huellas de los Beatles han traspasado barreras en el tiempo, que su legado en música y cine ha sido fundamental, no soy de los que cree que las nuevas generaciones deben hacer suyo este legado por imposición, ni porque fuera bueno, ni porque hayan perdurado, creo que las herencias culturales para ir de una época a otra, deben tener una vivencia personal de los interesados (si es que estàn interesados), en la interpretación de lo que es una herencia cultural, en este caso mundial, en este país las confusiones han sido tristes y lamentables: nadie está en la obligación de asimilar ninguna herencia cultural que no sienta y que no se vincule a su memoria por atracción intuitiva y emocional o por testimonio familiar son obligaciones autoritarias de seguir un camino etc…
Las herencias culturales solo son posibles, cuando una obra, una película, una canción, una obra de teatro, tenga un contenido vinculante, emocional, histórico, que haga posible la aceptación como continuidad compartida (intergeneracional) en la admiración de un fenómeno artístico, eso que quede claro.
Sobre la herencia de los Beatles y las nuevas generaciones desde los años 80 en adelante, ese sería un excelente tema de un documental de investigación musical de gran interés, para ver cómo esa memoria fílmica y musical, ha quedado en las nuevas generaciones y para ver también, qué mirada diferente, o qué elementos nuevos ellos han podido descubrir con sus nuevas lecturas, porque ante eso las viejas generaciones deben estar preparadas: no todas las lecturas de un mismo fenómeno cultural, deben ser iguales y si lo son, algo anda mal en las nuevas generaciones: porque el muro de la historia para mirar es diferente.
De ahí, que la tarea de la Cinemateca Dominicana es hacer las investigaciones de lugar, para hacer este debate fundamentado en el material fílmico que pueda ir apareciendo sobre los Beatles, porque el tema es apasionante e irrenunciable, al menos yo así lo veo.
Películas como el Submarino Amarillo (1968) y la Noche de un día difícil (1964) forman parte de una tradición fílmica importante en el acervo de la cinematografía mundial.
Fueron películas pioneras en la dififusión del fenómeno musical que representó este grupo inglés de veneración mundial.
Al cabo del tiempo, han quedado como documentos y como expresiones artísticas claras, que retratan un tiempo de los periodos más interesantes del la cultura audio-visual del siglo XX.