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La década de los años 90 del pasado siglo 20 se caracterizó por los profundos cambios que se dieron en el escenario internacional y por la aparición de un fenómeno que abarcó aspectos vinculados a la economía y a las finanzas, y que afectó la ciencia, la educación, y la cultura de muchos países. Nos referimos al fenómeno de la globalización el cual vino a ser el resultado de la creciente interacción que se generaron entre las naciones constitutivas del llamado sistema global. Este fenómeno todavía incide en las actividades no sólo de países, también, en las de empresas transnacionales, organismos internacionales y grupos de presión social. Por efecto de la globalización, ya los Estados no desempeñan como antes el rol de principales actores del sistema de países. Hoy, sólo son partes de un conglomerado mayor. Los distintos procesos de globalización en marcha hacen que el planeta tierra aparezca ante nuestra vista como una especie de aldea global. Los avances tecnológicos inducidos por este fenómeno están modificando profundamente la naturaleza de las actividades productivas. Tal y como lo expresan entendidos en la materia “anteriormente el desarrollo de la producción dependía de la cantidad de energía, de recursos naturales, de trabajo, de capital, hoy día depende sobre todo de la capacidad de conocimiento y de la información disponible para actuar sobre el proceso de trabajo”. A decir de ellos, existe toda una tendencia hacia la desmaterialización del proceso productivo, es decir, hacia la menor utilización de materias primas y la mayor incorporación de intangibles. Pero, el proceso de globalización no está generando como se esperaba un incremento uniforme de progreso y desarrollo en todas las regiones del mundo. Más bien se observa un proceso de globalización segmentado que concentra las ventajas del desarrollo en un sector reducido de la población mundial.
El estudio de la economía entrelazado con lo de educación hoy se constituye en una de las ramas de la ciencia social de mayor progreso. Junto a la economía de la salud, constituye una parte importante del estudio de los recursos humanos, en momentos en que se admite que las mejoras en la calidad de la fuerza de trabajo pueden tener efectos importantes en el crecimiento económico de las naciones. Sin tomar muy en cuenta ésas y otras consideraciones nos veríamos imposibilitados de responder acertadamente a preguntas como éstas: ¿Cuánto debería invertirse en educación y cómo debería financiarse dicho gasto? ¿Es la educación una inversión o un gasto? Sí es inversión, ¿cuál es la cuantía de su rendimiento en comparación con otras formas de inversión en capital humano y en capital físico? Sí es un gasto, ¿cuáles son los determinantes de la demanda individual de educación mejor o más amplia? ¿Cuál es la combinación óptima de profesores, alumnos, aulas y materiales y equipos incorporados a la enseñanza? ¿Cuál debería ser el número de estudiantes y profesores en los niveles y grados de nuestro sistema de instrucción pública? ¿Cuál es la combinación óptima entre la educación formal impartida en las escuelas, en los politécnicos y en las universidades y la educación informal impartida fuera de ellas? Y, por último, ¿Qué contribución aporta la educación al desarrollo de los recursos humanos y hasta qué punto se puede acelerar el crecimiento económico, sobre todo en países como el nuestro con bajo nivel de renta, a través del debido control de crecimiento de nuestro sistema de instrucción pública? Nuestro interés por transmitirles a nuestros estudiantes conocimientos útiles nos motivan a cursar aquí o en el exterior estudios especializados en matemáticas, física cuántica, tecnología de la comunicación, idiomas y en otras más.