… una sombra que pasa

… una sombra que pasa

JUAN TERRERO PÉREZ

… una sombra que pasa. Durante el Gobierno del presidente Salvador Jorge Blanco laboramos como redactor de la Dirección de Prensa de la Presidencia; como tal, debimos escuchar con mucha atención las palabras del mandatario. Jorge Blanco se pasó los cuatro años de su gestión expresando en diferentes alocuciones: “El Poder es una sombra que pasa”. Era como una advertencia a sus funcionarios, para que, colegimos nosotros, no cometiesen tropelías, anomalías en el desempeño de sus funciones. Todo el mundo sabe lo que pasó con los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el pueblo les calificaba de prepotentes, altaneros, entre otros epítetos. Ocurrió que se creyeron omnipotentes e insustituibles. Un merenguero tuvo el tupé de compararlo con Dios, cuando “fusiló” una pieza y la arregló para expresar que no había nadie más para sustituir a Leonel Fernández. El propio Leonel dijo en una ocasión que el PLD gobernaría ininterrumpidamente hasta las celebraciones del Bicentenario de la fundación de la República.

Lea a continuación: Gobierno debe terminar obras que ejecuta

Por: Juan Terrero Pérez
Hace unos días, el presidente Luis Abinader encabezó una reunión en el Palacio Nacional con su gabinete y gobernadores provinciales, para pasar revista a las obras que construye su administración.

El Gobierno ejecuta más de 500 obras por un monto superior a los RD$40 mil millones, según ha revelado Deligne Asunción, ministro de Obras Públicas, en toda la geografía nacional, muchas dejadas “a medio talle” por la gestión pasada del presidente Danilo Medina, y otras tantas iniciadas por el presidente Abinader, que en cada viaje realiza al interior del país, ordena y promete nuevas obras; entre las que hay: escuelas, centros sanitarios, destacamentos policiales y militares, acueductos, instalaciones eléctricas, proyectos habitacionales, instalaciones deportivas, puentes, carreteras y caminos vecinales.

Somos de opinión que el presidente Abinader debería abocarse a la terminación de las obras en proceso antes de ordenar nuevas construcciones.