Una transformación económica necesaria

Una transformación económica necesaria

Amigo Lector:
En el proceso de desarrollo de cualquier economía, las transiciones estratégicas son esenciales para garantizar un crecimiento sostenible. De ahí que les presento mis consideraciones de transición para la transformación económica orientada a la demanda en una orientada a la oferta en economías como la nuestra.

I-PREÁMBULO

Las economías en desarrollo, a menudo caracterizadas por una industrialización limitada, la dependencia de la demanda del consumidor y la dependencia externa, deben esforzarse por transformarse hacia un modelo orientado a la oferta.

Una economía orientada a la oferta enfatiza la innovación, la inversión en capacidad productiva y la generación de valor agregado, a la vez que promueve la resiliencia y la estabilidad a largo plazo.

Sin embargo, una economía orientada a la demanda generalmente se basa en el gasto del consumidor como motor clave del crecimiento. Si bien este modelo fomenta las ganancias a corto plazo, corre el riesgo de una dependencia excesiva de las importaciones, presiones inflacionarias y un crecimiento industrial limitado.

La transición a un modelo orientado a la oferta implica centrarse en la producción nacional de bienes y servicios, creando una economía autosuficiente y competitiva en la exportación. Para lograr este cambio, los gobiernos y las partes interesadas deben abordar las limitaciones sistémicas que obstaculizan la eficiencia productiva y la innovación.

Sin embargo, esta transición requiere una cuidadosa consideración de diversos factores económicos, sociales y estructurales.

II-PUNTUALIZACIONES BÁSICAS

  1. Una economía robusta y orientada a la oferta requiere una infraestructura eficiente. Las economías en desarrollo deben invertir en redes de transporte, sistemas energéticos e infraestructura digital para reducir los cuellos de botella logísticos y mejorar la capacidad de producción. Las asociaciones público-privadas (APP) pueden desempeñar un papel fundamental en la movilización de los recursos necesarios para proyectos de infraestructura a gran escala.
  2. Un componente esencial de la transformación de la oferta es la disponibilidad de una fuerza laboral calificada. La inversión en educación, formación profesional y programas de aprendizaje basados en la tecnología puede empoderar a la fuerza laboral para que contribuya eficazmente al crecimiento industrial. Además, el fomento de la innovación mediante iniciativas de investigación y desarrollo (I+D) puede catalizar los avances tecnológicos y las mejoras de la productividad.
  3. Los responsables políticos deben implementar medidas que incentiven la producción nacional y el emprendimiento. Los incentivos fiscales, la reducción de los obstáculos regulatorios y el acceso a crédito asequible pueden animar a las empresas a invertir en actividades productivas. Además, las políticas comerciales, que favorecen las exportaciones y protegen a las industrias emergentes de la competencia excesiva, son igualmente importantes.
  4. La industrialización es fundamental en una economía orientada a la oferta. Los gobiernos deben identificar y apoyar industrias estratégicas con potencial de rápido crecimiento y competitividad global. Las Zonas Económicas Especiales (ZEE), los parques industriales y los centros de innovación pueden atraer inversión extranjera directa (IED) y facilitar la transferencia de tecnología.
  5. Un modelo orientado a la oferta prospera gracias a la diversificación. Las economías en desarrollo deben reducir su dependencia excesiva de las materias primas importadas mediante la expansión hacia la manufactura y los servicios. La diversificación no solo mejora la resiliencia económica, sino que también crea oportunidades de empleo e impulsa la innovación.
  6. El papel de la tecnología, en el impulso de una economía orientada a la oferta, es fundamental. Las economías en desarrollo deben priorizar la transformación digital, la fabricación inteligente y la automatización. Además, fomentar el emprendimiento y los ecosistemas de startups puede impulsar el crecimiento económico y la competitividad global.
  7. Durante la transición hacia un modelo orientado a la oferta, los gobiernos deben garantizar un crecimiento inclusivo y equitativo. Reducir las disparidades regionales, la desigualdad de ingresos y promover las pequeñas y medianas empresas (Mipymes) es fundamental para obtener el apoyo público y mantener la estabilidad social.

Conclusión: La transformación de una economía orientada a la demanda a una economía orientada a la oferta es un proceso complejo pero esencial para las economías en desarrollo que buscan un crecimiento sostenible y autosuficiente. Al fortalecer la infraestructura, fomentar la innovación y crear un entorno político propicio, estas economías pueden sentar las bases de un futuro próspero y resiliente.

De ahí que, mediante un esfuerzo colaborativo entre gobiernos, empresas y comunidades, se pueden hacer realidad las aspiraciones de una economía orientada a la oferta, contribuyendo significativamente al panorama económico mundial.

III-PAÍSES QUE LO HAN LOGRADO

Varios países han logrado una transición exitosa de economías orientadas a la demanda a economías orientadas a la oferta, centrándose en la producción y la innovación para impulsar el crecimiento. Veamos:

  1. China:
    La transición de China comenzó con reformas a finales de la década de 1970, centradas en la liberalización gradual y el establecimiento de Zonas Económicas Especiales (ZEE). El gobierno mantuvo un control centralizado, al tiempo que promovía políticas orientadas al mercado. Este enfoque permitió a China convertirse en un centro manufacturero global, aprovechando su amplia mano de obra y las inversiones en infraestructura. Además, mediante reformas graduales iniciadas a finales de la década de 1970, China pasó de una economía de planificación centralizada a una orientada al mercado. Estas políticas ayudaron a transformar su economía en una potencia mundial de suministro.
  2. Corea del Sur:
    La transición de Corea del Sur se caracterizó por una rápida industrialización y un crecimiento orientado a la exportación a partir de la década de 1960. El gobierno desempeñó un papel fundamental al apoyar industrias clave como la electrónica y la autoindustria. A diferencia de China, la transición de Corea del Sur fue más rápida y se basó en gran medida en la innovación tecnológica y la educación. Después de la década de 1950, Corea del Sur se centró en la industrialización y el crecimiento orientado a la exportación. El apoyo gubernamental a industrias clave como la electrónica y la automoción le permitió convertirse en un importante proveedor mundial.
  3. Vietnam:
    La transición de Vietnam comenzó con las reformas Doi Moi en 1986, pasando de una economía dirigida a una orientada al mercado. El proceso fue gradual, similar al de China, pero Vietnam enfrentó desafíos únicos debido a su economía más pequeña y su dependencia de la agricultura. Con el tiempo, Vietnam se diversificó hacia la manufactura y los servicios, convirtiéndose en un actor competitivo en el comercio mundial.

NOTA 1: Si bien los tres países se centraron en la industrialización y el crecimiento impulsado por las exportaciones, el énfasis de Corea del Sur en la tecnología y la educación la distinguió, mientras que China y Vietnam se basaron más en reformas graduales y el desarrollo de infraestructura.

Como podrá apreciar el Amigo Lector, estos ejemplos resaltan la importancia de las políticas estratégicas, el desarrollo de infraestructuras y la inversión en innovación para una transformación económica exitosa, dentro de un marco operacional de una economía de oferta y NO demanda.

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