La población infantojuvenil es especialmente vulnerable ante situaciones de crisis, como ha ocurrido con la pandemia. EFE/ Enric Fontcuberta
La pandemia ha tenido un impacto demoledor sobre la salud mental de los más jóvenes, algo que ya venían advirtiendo los expertos en los últimos meses y que ahora se confirma tras conocerse los resultados del Informe Estado Mundial de la Infancia 2021 de Unicef, en vísperas del Día Mundial de la Salud Mental, 10 de octubre.
El informe revela que uno de cada siete adolescentes en el mundo entre los 10 y los 19 años (el 13 %) tiene un trastorno mental diagnosticado.
La ansiedad y la depresión representan alrededor del 40 por ciento de estos trastornos.
Los demás incluyen el trastorno por déficit de atención/hiperactividad, el trastorno de la conducta, la discapacidad intelectual, el trastorno bipolar, los trastornos alimentarios, el autismo, la esquizofrenia y un grupo de trastornos de la personalidad.
Otro dato que arroja el estudio es que cada año 45.800 adolescentes se suicidan, siendo esta una de las cinco principales causas de muerte para este grupo de edad.
Pero a pesar de la demanda generalizada para obtener respuestas que promuevan, protejan y cuiden la salud mental de los niños, la inversión sigue siendo insignificante.
De hecho, los gobiernos del mundo dedican de media a la salud mental tan sólo un 2 % de sus presupuestos de salud.
La punta del iceberg
El informe revela que incluso antes de la pandemia, la infancia y la juventud ya sufrían problemas de salud mental sin que se hicieran las inversiones necesarias para solucionarlos.
De acuerdo con la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Force, “puede que la pandemia haya servido solamente para mostrar la punta del iceberg de la salud mental”.
“Un iceberg que hemos estado pasando por alto durante demasiado tiempo y, a menos que actuemos, seguirá generando resultados desastrosos para los niños y las sociedades mucho después de que la pandemia haya terminado”, añade la directora ejecutiva de Unicef.
Llamamiento urgente de Unicef a la protección de la salud mental de los jóvenes
Una mezcla de genética, experiencias personales y factores ambientales, entre ellos, las emergencias sanitarias como la covid-19, conforman la salud mental de los niños e influyen en ella a lo largo de toda su vida, tal y como señala el informe.
Aunque los factores de protección, como la presencia de cuidadores afectuosos, entornos escolares seguros y relaciones positivas con los compañeros, pueden reducir el riesgo de padecer problemas de salud mental, Unicef advierte de la presencia de importantes obstáculos.
La estigmatización y la falta de financiación impiden a demasiados niños y niñas gozar de una salud mental positiva o acceder al apoyo que necesitan.
En este contexto, la organización hace un llamamiento a la protección urgente de la salud mental de las nuevas generaciones y pide que las sociedades rompan el silencio que rodea a la salud mental, aborden el estigma, promuevan la comprensión y se tomen en serio las experiencias de los niños y los jóvenes.