Urbanismo y cambio climático 2030

Urbanismo y cambio climático 2030

Reynaldo Peguero

Urbanismo y clima nunca habían concurrido con tanta fuerza destructora como hoy. Desde que Ildefonso Cerdá, Le Corbusier, Frederick Olmsted, William Whyte y Jane Jacobs hasta Manuel Castell y Joan Clós, entre otros, crearon y modernizaron esta disciplina, el escenario no surgía tan desprovisto de soluciones, donde solo no medie el capital como mercancía fetiche de progreso.

Desde que se aportaron paradigmas y principios que hicieron concurrir economía, derecho y diseño físico espacial en la disciplina denominada “urbanismo”; arquitectos, ingenieros, sociólogos y planificadores, nunca habían estado tan faltos de herramientas creadoras de asentamientos humanos que protejan la vida.

Disponer bloques, varilla y cemento en espacios naturales donde residen grupos sociales, animales e insectos dejó de ser una tarea modernista, para transfigurarse en una actividad riesgosa y peligrosa para la base natural que asegura la alimentación y la vida de la gente.

Puede leer: ¡Ministro David Collado, Santiago espera!

También están obsoletos diversos modos tradicionales de producción, transporte y comercialización de bienes y servicios. Pocas universidades y escasos colegios de profesionales transforman sus programas para adecuarlos al cambio climático, destrucción de la capa vegetal y producción de millones de toneladas per cápita de gases efecto invernadero (GEI).

El balance de emisiones per cápita del área metropolitana de Santiago al 2023 supera las 3.32 toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e). Incluso más ahora que al fin, una inversión pública superior a los 1,079 mil millones de dólares estimula que por cada 12 dólares de construcción que se mueven en Santo Domingo, 33 hacen lo propio en Santiago.

En Santiago afirmamos que la velocidad de concreción de proyectos urbanos toma su tiempo. Para el sector privado, Gobierno central y el Ayuntamiento, los peligros de construir estructuras sin calidad que violan la geomorfología, orografía, tipo de suelo y las cuencas hidrográficas urbanas, es gravísimo.

El suelo inconsistente y arcilloso con alto nivel freático hace que el agua libre aflore al exterior, demandando estructuras y sostenibilidad física. Saber de urbanismo y combinar este conocimiento, con los riesgos climáticos y geosísmicos, no se enseña como se debe, en las universidades con ingeniería civil y escuelas de arquitectura.

Estas son las problemáticas explorables en el XXV Congreso del Centro iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU) en Mendoza, Argentina donde participará Santiago. La crisis climática y el Antropoceno destruyen el medio natural y la ecología de microorganismos que generarán nuevas pandemias y desastres.

Para CIDEU, hay que juzgar y abordar los desafíos del clima con doble mirada. Primero, cómo planificamos las ciudades y qué instrumentos utilizamos para incorporar el clima. Segundo, qué acciones se ejecutan en los desarrollos urbanos que hacemos.

Más leídas