Casi culminan las vacaciones, el escenario perfecto para el descanso, el relajo y el ocio, para compartir en familia y fortalecer nuestros lazos con los amigos. ¿Pero qué pasa cuando este necesario receso afecta a los aprendizajes?
Las anheladas vacaciones impactan negativamente en los aprendizajes del año escolar, en especial entre aquellos niños, niñas y jóvenes más vulnerables, pues son especialmente ellos y ellas los que ven disminuidas sus posibilidades de acceso a bienes culturales o actividades lúdicas que refuercen sus habilidades sociales, lingüísticas o de pensamiento lógico matemático.
Si bien son importantes los recesos escolares existe una gran preocupación de como la falta de políticas públicas en este sentido atenta contra los aprendizajes. La Fundación Consejo de Curso de Chile afirma, que por cada temporada de vacaciones en un año escolar completo se pueden perder hasta casi un tercio de habilidades en lectura y lenguaje; esto sin contar los paros sindicales, las ausencias por enfermedad y las temporadas ciclónicas.
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La educación es un proceso dinámico e integral, que no termina con lo que ocurre dentro del salón de clases. Existe educación formal y no formal, esta última, la “no sistemática”, esa que no corresponde a espacios o estructuras rígidas, sino que se obtiene en un entorno flexible y que generalmente afectan a los aprendizajes obtenidos dentro de los entornos escolares, mucho más cuando no existen políticas institucionales que se ocupen de reforzarlos e integrarlos.
Es por esto que las vacaciones se convierten en un medio para reproducir la desigualdad, ya que los apoyos que reciben los estudiantes, si es que llegasen a recibirlos, en función de su nivel social son muy desiguales. No todos tienen la oportunidad de viajar a otros países a conocer su cultura o a participar en campamentos temáticos en donde reforzar sus habilidades, tener profesores particulares o bien tener una agenda familiar en donde haya una justa combinación entre el ocio y el aprendizaje que se pueden obtener con la visita al cine, al teatro, a un museo, un parque nacional o un concierto; porque no es necesario extender aún más el calendario escolar, hay que garantizar acceso a distintas actividades culturales durante el receso.
Para esto, es necesario que, en el nivel provincial y municipal, cada gobierno local articule políticas públicas que contribuyan al desarrollo integral de nuestros niños, niñas y jóvenes, desde un enfoque multidisciplinario e interseccional capaz de atender las vulnerabilidades latentes de nuestros chicos y chicas, y hacer de cada comunidad un espacio protector y de aprendizaje social.
Esta articulación permite el desarrollo de acciones focalizadas como pueden ser programas de enriquecimiento educativo para estudiantes con algún rezago escolar; un programa cultural y de voluntariado comunitario que se desarrolle en coordinación con organizaciones sin fines de lucro con incidencias en el área y en alianza con “clusters” turísticosde la zona que puedan aportar una experiencia novedosa para los niños, niñas y jóvenes como parte de su responsabilidad social.
O bien, crear un programa basado en estrategias de educación no formal, que potencie sus habilidades de liderazgo, habilidades sociales y de trabajo en equipo, sumado la conciencia social y democrática tan necesaria para nuestro país.