Desde su génesis hasta este 40 aniversario de publicación ininterrumpida, el periódico HOY ha permanecido en el propósito de informar con objetividad e independencia sin dejar de ser un órgano que asume responsablemente el opinar en favor de los mejores intereses de la nación en que surge y se edita, analizando la realidad sin subordinarse a las conveniencias particulares, auscultando posiciones ciudadanas con rigor e histórico prestigio como diario pionero en el auspicio y divulgación de las encuestas políticas que con más contundencia han logrado retratar la voluntad popular antes de que fuese expresada.
La verticalidad de este ejercicio periodístico, que ha descansado en acrisolada profesionalidad y ética, ha tenido, visto retrospectivamente, recompensas en el reconocimiento y crédito que expresan los lectores objeto de estudios de opinión en los que mayoritariamente se refieren a este medio como de excelencia en la investigación periodística, creador pionero de un equipo de redacción especializado en profundizar en hechos y antecedentes y en expresar verdades de a puño.
A través de estos cuatro decenios, nuestro periódico ha cobrado, externamente, formas y perfiles físicos diferentes para reafirmar su invariable seguimiento a la evolución de preferencias de su público, aunque de lo que más nos enorgullecemos sus hacedores es de la permanencia en los principios que nos han guiado y que conceden primacía a la defensa innegociable del respeto a la libertad de expresión, y de contribuir, con todas las energías y dedicación al oficio de la comunicación, a que el país prosiga por la senda del desarrollo con igualdad y que sus instituciones en términos de justicia, salud, educación y seguridad ciudadana, alcancen la fortaleza que notoriamente no les son suficientes.
Si hay algo que, a modo de inventario, puede exponerse como aporte fundamental de este interminable viaje de servicios a la nación que acerca nuestro rotativo al medio siglo de vibrante existencia y que ahora, acorde con la expansión cibernética capta extraordinario seguimiento a través de su versión digital, es el haber puesto continuamente el peso de las informaciones y expresiones editoriales contra las debilidades y falta de funcionalidad de los poderes, órganos del Estado y entes privados a cargo de servicios públicos. Contra ejercicios sin probidad de la política. Contra la traición al pueblo que se tipifica como peculado.
Han sido ocho lustros de atención a comportamientos gubernamentales para arribar a la divulgación con solidez de evidencias sobre abusos de autoridad y potestades que la lupa implacable de un reporterismo indoblegable, pero también riesgoso, convierte a los medios de comunicación ceñidos a la honestidad y a los valores morales en blanco de diatribas desde trincheras de la hostilidad pagada.
Pretender que triunfe la verdad no ha tenido tregua en la agenda de HOY, un culto que genera desafecciones que cierran caminos hasta fuentes noticiosas oficiales y no oficiales o que se traduce en negación de contrataciones publicitarias. Aunque la criticidad, la pluralidad de los espacios de opinión y la exposición de noticias de todo interés, redactadas al margen de pretensiones unilaterales de sectores económicos, políticos y de otros agrupamientos que pueden incluir lo criminoso, nos mantienen como un vehículo de máxima efectividad en la transmisión de mensajes que llegan luminosamente a muchos rincones de la nación.