Mario E. . Cáceres R. 
ILUSTRACIÓN CORTESÍA DE DEBATE PLURAL.COM
Nacido en Estancia Nueva, Moca el 15 de diciembre 1866, hijo de Manuel Altagracia Cáceres (Meme) y Remigia Vásquez, realizó sus estudios primarios en Moca y en Santo Domingo en el Colegio San Luis Gonzaga bajo la tutela de Francisco Xavier Billini, del cual tuvo que retirarse a Estancia Nueva con motivo del asesinato de su padre ocurrido el 17 de septiembre 1878 en Santo Domingo y quien era un potencial candidato a la Presidencia de la República en ese momento
Se dedicó a las labores agropecuarias en los terrenos propiedad de la familia y se dedicó más adelante a operar la recua de mulos en la cual transportaba diversos tipos de cargas de renglones agrícolas y de otros, en toda la región del Cibao, principalmente a los puertos marítimos de Puerto Plata y Sánchez y a la vez a retirar mercancías que se importaban a través de esos puertos para ser distribuidas principalmente, al comercio de la región.
Adquirió gran experiencia y conocimientos de la población dominicana, así como amplias relaciones y confianza de los usuarios en estas labores y conjuntamente en sus actividades de trabajo, dedicó tiempo también a la recreación, principalmente a las corridas de Cintas a Caballo, al Tiro en el cual se convirtió en un gran y experto tirador y ocasionalmente al baile, principalmente en Moca y Santiago. Fue un joven muy alegre y sociable.
El 10 de junio del año 1894, contrajo matrimonio con Narcisa Ureña en Santiago, de donde precisamente era ella y coincidencialmente la fecha de su cumpleaños. Construyó su vivienda en Estancia Nueva y allí procrearon 10 hijos, 5 varones y 5 hembras las que llevaron como nombre de pila Ana por ser su madre Remigia Vásquez muy devota de Santa Ana.
El 26 de julio 1899, precisamente el día de Santa Ana y el bautizo de su segunda hija Ana Antonia, participó durante la tarde de ese día en la muerte de Ulises Heureaux, de un grupo de valientes jóvenes de familias honorables mocanas, hecho en el cual fueron él y Jacobito de Lara los principales actores físicos, valioso gesto de terminar con la oprobiosa tiranía que le dio la oportunidad de darse a conocer nacionalmente y de ser el primer escalón para participar, a partir de ese momento en la vida política dominicana.
Al constituirse el Gobierno de Juan Isidro Jiménez, presidente, y Horacio Vásquez vicepresidente, fue designado gobernador de Santiago y delegado del Gobierno en la región del Cibao, luego de haber ocupado el Ministerio de Guerra en el Gobierno provisional que Vásquez encabezara inmediatamente después de la muerte de Heureaux.
En 1904 es electo vicepresidente de la República acompañando a Carlos Morales Languasco como presidente y en enero de 1906 ocupa la Presidencia de la República por la salida de Morales Languasco del Gobierno.
En 1908, cumplido el periodo constitucional se celebran elecciones y es elegido presidente de la República por un periodo de 6 años que establecía la Constitución dominicana en ese momento.
Ese mismo año decide el traslado de su familia a Santo Domingo, donde esta permaneció hasta el día de su trágico y lamentable asesinato el 19 de noviembre de 1911, hecho que encabezara Luis Tejera junto a un grupo de disgustados por las medidas de disciplina y buena administración que Cáceres había ejercido en su Gobierno y que le impidió el término del periodo que le correspondía hasta 1914.
A su muerte, su esposa Narcisa Ureña se trasladó nuevamente a su vivienda en Estancia Nueva, donde levantó y educó a sus hijos con enorme sacrificio aunque si con la ayuda de los hermanos de Mon, Arquímedes y Manuel, principalmente, y de los amigos de Mon que mantuvieron vínculo familiar.
En cuanto a su gestión de Gobierno varios autores de libros, nacionales y extranjeros se han encargado de escribir sobre lo positivo y beneficioso que fue el Gobierno que encabezara Ramón Cáceres y también de informar a todo el pueblo dominicano del desasosiego e intranquilidad y falta de autoridad que trajo al país la muerte de Cáceres hasta el extremo de que este hecho trajo como consecuencia la ocupación estadounidense por el desorden existente y la falta de orden que prevaleciera en nuestro país.
El ascenso de Trujillo al poder fue otra de las consecuencias que en gran parte produjo la muerte de Mon Cáceres por las debilidades de los gobernantes que le sucedieron.
Sobre su magnicidio y consecuencias para el país, Juan Bosch, testigo en su niñez de los momentos inmediatos después de la muerte de Cáceres, la describe en un artículo publicado en el Listín Diario en abril del 1935 de la siguiente manera: “A Cáceres no se le debió matar nunca, todavía se resiente el país de aquella tragedia. Duele en el corazón dominicano pensar dónde estaríamos hoy si el vigoroso capitán mocano hubiera llenado su ambición de progreso.
Pero más aún duele los años trágicos que se desencadenaron sobre el cadáver de aquel hombre. ”
De Summer Welles en su libro “La Viña de Naboth” y gran conocedor de la vida dominicana de esa época “Al asumir Ramón Cáceres la Presidencia, el timón de los asuntos políticos quedó en manos de un hombre destinado a conceder a la República Dominicana 6 años de una administración pacífica, estable y disciplinada, y por primera vez en la historia de la nación un Gobierno no solo consiente de las necesidades del pueblo sino también capaz de satisfacerlas”.
Y continuaba diciendo: “jamás estuvo un crimen político menos justificado que el del asesinato de Cáceres. A ese crimen puede atribuírsele directamente la anarquía y el desastre de los años que siguieron y todos los factores que condujeron, finalmente a la ocupación militar de la República por los Estados Unidos”.
En los primeros meses de 1911, William Russell, ministro de los Estados Unidos, visitó al presidente Cáceres en Estancia Nueva para tratar asuntos concernientes a sus funciones y luego recorrió la finca junto a Mon y familiares.
El ministro Russell quedó asombrado y así lo relató posteriormente
Multitud de veces, de ver la bondad y la absoluta llaneza de aquel jefe de Estado en el trato con los peones, la gran modestia de su casa y de sus campos después de 5 años de ejercicio.
A propósito de la vivienda de Estancia Nueva, los descendientes del presidente Cáceres hemos constituido la Fundación y el Museo Presidente Ramón Cáceres con el fin de mantener viva su buena imagen y que sirva de enseñanza a los miles de dominicanos que lo visitan en las áreas de Historia Dominicana, cultura y recreación y tenemos el orgullo y la satisfacción del ejemplo legado por nuestro ascendente y que esta vivienda sea la única en el país como propiedad de presidentes dominicanos la cual ha sido mantenida con grandes esfuerzos y con apoyo estatal y utilizada como museo.
La vivienda familiar de Estancia Nueva sirvió como sede del gobierno en los traslados del presidente Cáceres al Cibao a atencionar los asuntos de Estado concernientes a toda esta región norte del país e implicaba la permanencia de varios días ya que el traslado de Santo Domingo a esta se tomaba en su caso, y como buen jinete, unas 18 horas a caballo con relevo de este medio de traslado en Cotuí.
El transporte sería también en vapor a Puerto Plata y tren desde esa ciudad, a Santiago y Moca o viceversa. De ahí que su estadía en Estancia Nueva se produjera 2 o 3 veces en el año.
A los 110 años de aquel magnicidio se inicia un nuevo Gobierno en nuestra nación con señales y ya acciones de muy buenas intenciones y dispuesto a que la honestidad, la disciplina, el orden, la autoridad y el pleno ejercicio de la misma se imponga por encima de cualquier tipo de interés particular, ya sea en el sector público y/o privado y dispuesto a sancionar severamente a quien violente estas disposiciones y acciones y otras que contribuyan a la organización y manejo honrado de nuestro Estado dominicano, tal y como lo logro el Gobierno del presidente Ramón Cáceres.
Confiemos pues que este nuevo Gobierno encabezado por Luis Abinader y Raquel Peña, presidente y vicepresidenta y descendientes de honorables familias, de buena crianza y educación doméstica y académica, logren encauzar al país por el camino correcto de adecentar y optimizar la administración pública e incentivar el desarrollo de todos los sectores sociales y económicos de nuestro país.
