Vientos de guerra soplan recios

Vientos de guerra soplan recios

Juan Temístocles Montás

Estamos viviendo una situación sumamente delicada, en un escenario caracterizado por los llamados de los líderes europeos a incrementar el gasto militar en sus países y a que sus pueblos se preparen para la guerra.

En la Conferencia de Múnich, celebrada en febrero de este año, el canciller de Alemania, Olaf Scholz, llamó a los aliados en Europa a aumentar el gasto militar y a garantizar la ayuda a Ucrania. También dijo que, en el pasado, Alemania recibió críticas por no destinar suficientes recursos a la defensa; pero ahora, responderá al objetivo de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) de contribuir con el 2% del Producto Interno Bruto (PIB) a la defensa.

Por su parte, Emmanuel Macron, presidente de Francia, había anunciado previamente que el presupuesto militar francés se incrementaría en unos 463 mil millones de dólares entre 2024 y 2030 en un contexto de guerra en Ucrania.

Puede leer: ¿Por qué importa tanto el reto de la derecha alternativa?

Otros líderes europeos han dado declaraciones en el mismo sentido.

Lo acordado en Madrid, España, en la Cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), los días 28 y 29 de junio de 2022, explican los planteamientos de los líderes europeos y las razones que soportan la carrera armamentística que están acelerando. En esa Cumbre se aprobó un nuevo Concepto Estratégico que enumera cuáles son las principales amenazas y peligros a los que se debe hacer frente, y se señala a Rusia como la amenaza más importante y directa para todo el mundo occidental.

Para enfrentar la amenaza rusa, la OTAN impulsa la creación de una fuerza de intervención rápida de 300.000 efectivos a los que EEUU aportara´ 100.000 militares. Antes de la guerra en Ucrania ya había 60.000. Lo que esto conlleva es abrir una escalada militar frente a Rusia con el consiguiente incremento del gasto militar.

Adicionalmente, la Cumbre de la OTAN en Madrid consideró a China como un desafío sistémico sobre el argumento de que el gigante asiático tiene la ambición de convertirse en gran potencia económica y militar; lo cual, la convierte en un peligro desestabilizador para los intereses y valores que defienden los países occidentales. Frente a esa situación, la OTAN aprobó expandir su radio de acción al Pacífico y al Sudeste asiático, lo que sin lugar a dudas añade mayores tensiones con China.

Es claro que los países que dicen representar a Occidente no quieren aceptar que estamos frente a un nuevo escenario caracterizado por el tránsito de un mundo unipolar hacia otro multipolar; en el cual, China está superando a los Estados Unidos como primera potencia económica, acompañada de diversas potencias regionales. Se aprecia que Estados Unidos está perdiendo la hegemonía que ha tenido desde la caída del muro de Berlín hace ya más de 30 años.

Los conflictos militares que ocurren en diferentes partes del mundo no pueden entenderse al margen de los cambios geopolíticos y geoeconómico que está viviendo el mundo en estos años.

El incremento del gasto militar está a la orden del día según lo reporta el Stockholm International Peace Resarch Institute (SIPRI). Estados Unidos incrementó dicho gasto de US$633,830 (2015) a $876,943 millones en 2022. China hizo lo propio, elevándolo de US$196,539 (2015) a US$291,958 millones en 2022; mientras que, en el mismo período, Rusia aumentó su gasto militar de US$66,422 millones (2105) a US$86,373 millones. Esto es, un incremento de 38%, 49% y 30%, respectivamente.

Nótese que, el gasto militar de Estados Unidos es 3 veces superior al de China y 10 veces mayor que el de Rusia.

En el caso de los países de Europa, en consonancia con las recomendaciones de la OTAN, la tendencia se orienta a destinar el 2% del PIB al gasto militar. Ya países como Estonia, Lituania, Polonia están destinando más del 2% del PIB a gasto militar, y el resto de países europeos han establecido plazos para cumplir con esa meta. En todos los casos, el gasto militar, en valor corriente, se ha incrementado en todos los países entre 2015 y 2022.

Vientos de guerra soplan recios. La carrera armamentística va a marcha forzada. Las tensiones geopolíticas encaminan la confrontación global. Lo de menos son las terribles consecuencias en lo económico, lo político y lo social.