Viña de Naboth y los cómplices de Acab

Viña de Naboth y los cómplices de Acab

Podría ser el título de una novela, pero se trata de una parodia histórica. Un territorio hermosísimo, “la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto” (Colón), de suelos fértiles, clima variado subtropical, “colocado en el mismo trayecto del sol” (Mir); y en la frontera del imperio más poderoso de la tierra, de importancia estratégica para la defensa de su hegemonía regional y mundial.

Somos dos tercios de isla codiciados, desde tiempos coloniales, por las potencias europeas. Cuna de América, crisol de una “raza cósmica” que un celebre visitante la identificó como La viña de Naboth.

Posiblemente la nación menos racista del planeta, si consideramos que los descendientes de vikingos, celtas y eslavos, muchos de ellos siendo cristianos, aun no lo son porque todavía no acaban de reaccionar a las inmigraciones islamistas a sus territorios.

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Esta media isla nuestra ya ha superado la mayor parte de los prejuicios raciales, a pesar de la influencia del cine y el racismo estadounidenses.

Este territorio, que los aborígenes llamaban Babeque, Quisqueya, Haití y otros nombres según sus diferentes etnias, tuvo el privilegio histórico de ser el lugar en donde por primera vez se proclamaron, en todo el planeta, los derechos humanos; siendo que las etnias nativas y las traídas desde África, fuesen tempranamente tratadas como seres humanos. Particularmente los nativos fueron oficialmente declarados “hermanos cristianos”, bajo protección de la corona de España y el papado de Roma.

Este territorio nuestro, ha sido invadido por Francia, Inglaterra y asediado por piratas holandeses de todas calañas. Invadido y ocupado por Haití y EUA: De todos ellos salvados por la Providencia divina y el coraje de los criollos.

Somner Welles, militante aguerrido de la liberación de los esclavos en USA, enviado a este país como funcionario de su gobierno, se convirtió, en lo íntimo y personal, en defensor de lo que entendió una genuina aspiración del pueblo dominicano a ser una nación libre.

Welles probablemente apreció la legitimidad y la hermosura del plan de los trinitarios de, en nombre de la Santísima Trinidad de Dios, desarrollar un proyecto, insospechadamente, de alcance universal, desde donde luego saldrían muchas otras importantes y significativas proclamas, las cuales que, en nombre de la Santísima Trinidad de Dios, enarbolaban la libertad y los derechos del hombre conquistados por los nativos, con la ayuda de los frailes dominicos, ante las cortes europeas del siglo 16.

Hemos sido luz del mundo. Pero hay quienes pretenden convertir la libertad en la disolución moral y espiritual de la humanidad, y someterla a “la singularidad”, el plan macabro de control y manipulación por parte de minorías poderosas con programaciones cibernéticas y el control de las máquinas; con el apoyo de “grupos residuales” que hubieron de fracasar en las maquinaciones del ateísmo socialista.

Otros, no pocos, son cómplices por intereses y vinculaciones perversas con poderes imperiales; otros, por indolencia o rampante ignorancia, vendiendo sus “artitismos”, su tigueraje y desvergüenza; y analfabetos o perversos “que no saben nada de historia” (Núñez); … ni de Escrituras.