El doctor Wazar Gómez es un médico egresado del INTEC, un facultativo que, al hacer su pasantía rural, sintió las necesidades de un ejercicio médico con miras a producir cambios favorables a los más desposeídos en el renglón de la salud.
Lo conocí desde que fue a matricularse en la Escuela de Medicina; yo trabajaba en el departamento de Admisiones, era la que depuraba los expedientes y cobraba el derecho de admisión en la entonces pequeña universidad, donde el rector era el doctor Eduardo Latorre, el magnífico profesional y mejor ser humano, posteriormente canciller de nuestro país.
Pasaron los años, no nos habíamos vuelto a ver, pero un día nos encontramos en el camerino de Telesistema; él iba a una entrevista para hablar de los trastornos del sueño y desde entonces nos conectamos y fue varias veces a nuestro programa «Con el Consumidor», donde nos sorprendió con los conocimientos sobre el tema.
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Entre nuestras conversaciones coincidimos con los déficits en el sistema de salud del país, las posibilidades de mejorarlo para que la mayoría de la población pudiera ejercer el derecho a una salud integral como manda la Constitución y la misma ley que lo regula.
En el segundo periodo del Gobierno del expresidente Leonel Fernández, Wazar inició una huelga de hambre; algunos medios le dieron seguimiento, llegó a una etapa en la que su vida corría peligro, estaba muy mal. Lo llamé por teléfono y creo haberlo convencido de que dejara ese tipo de protesta porque la historia hubiera sido otra si se le hubieran sumado otros dolientes de la misma causa.
Wazar quiere llamar la atención sobre muchas cosas que no funcionan en el sistema de salud y se expone hasta el martirio. Necesitamos a muchos como él para motorizar cambios importantes en beneficio de la salud física y mental de los dominicanos.
Parece que nuestra corta memoria nos hace olvidar que los servicios de salud no han sido una prioridad de nuestros gobernantes; en una ciudad en crecimiento como la Capital, hasta 1997, no se había construido ningún hospital nuevo ni en ningún pueblo del interior, pese a los 22 años de los Gobiernos de Balaguer.
En casi todos los mandatos, los hospitales públicos son almacenes de pobres en busca de salud; es un drama grave, pero las personas que sobreviven se les olvida pronto lo que debe ser un hospital y se resignan a largas horas de espera, a malos tratos y a que no se les dé seguimiento a sus males.
¿Es por eso que el doctor Wazar Gómez, quien recientemente fue apresado por exhibir un cartel en el que preguntaba “¿por qué tantos pacientes de cáncer y psiquiátricos en Ocoa?” y yo hago la misma pregunta, ¿por qué en todo el país?
En mis escritos en este medio hemos referido el tema de la salud en varios aspectos, incluyendo la promesa eterna de los líderes sobre la Justicia Social en el sistema de salud donde la inversión nos iguala a los países más pobres de la región, por debajo del 2 por ciento del PIB.
Nos hemos referido a la salud mental, donde los medicamentos para paliarla no figuran en el catálogo de la Seguridad Social; su alto precio influye en su deterioro y el de las familias que deben invertir de sus bolsillos para afrontarlo. Wazar debemos ser todos.