Nació en Barcelona, pero “por situaciones del destino se integró plenamente a la cultura dominicana”. Generalmente es recordado como maestro del arte visual, pero además, fue eminente médico y catedrático universitario que desde los 11 años, cuando vino al país, ayudó a su abuelo catalán José Domenech Busquets, a reconstruir daños ocasionados por el ciclón San Zenón, como el antiguo parque Independencia, el puerto de San Pedro de Macorís, las llamadas “Casa del pudín” y Casa de las raíces”, entre otras obras.
Escritor, doctor en farmacias y químicas, especialista en bromatología y nutrición animal, que cursó en Kansas City University, siendo el primero con esa especialidad en la República Dominicana, fue empresario que fundó su propia compañía en el Cibao para sostener a su familia Y así pudo dedicarle tiempo a su actividad preferida: la fotografía.
De Wifredo García habla con evidente admiración y respeto su hijo primogénito, Wifredo, quien comenta con entusiasmo las actividades de su padre, consciente de que fue tanto lo que pudo hacer en tan corta existencia que resulta imposible resumirlo.
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Wifredo escribía, se desempeñaba como médico, impartía docencia en diferentes universidades, exponía su arte que dejó, como legado, en centros culturales, museos nacionales y extranjeros en los que dio a conocer prácticamente todo lo que representa a esta tierra que era suya.
“Fui testigo de su quehacer constante, y con el sacrificio y lucha que ejerció su pasión. Por mi cercanía vivencial, no encuentro paralelismo. La expresividad de sus obras conmueve cada vez que se observan, no importa cuántas veces las ves”, significa.
Agrega que luego de más de tres décadas sin su presencia, “y todavía oír tantas personas recordándolo es una íntima satisfacción, halagadora y merecida”.
Otras facetas
Diversas personalidades del Centro León evaluaron las facetas del maestro y profesor, escritor, promotor artístico, ser humano filántropo.
Estuvo entre los fundadores de los grupos Jueves 68 y Fotogrupo. A finales de los 60 “comenzó una cruzada contra viento y marea para que se valorara la fotografía con el mismo estatus dentro de las bellas artes, junto a sus hermanas: la pintura, el dibujo, la escultura, la arquitectura”, añade Wifredo.
Fue también ganador de múltiples concursos internacionales y representó en los foros mundiales, por cuenta propia, a la fotografía nacional. La Federación Internacional de Fotografía (FIAP), le concedió el prestigioso reconocimiento de Maestro FIAP, siendo el único entregado a un dominicano.
“Pero, sin duda, su gran legado fue haber orientado a prácticamente todos los artistas que surgieron en el renacer de la fotografía desde 1967 hasta su muerte. Muchos lo reconocen como el verdadero padre de la fotografía artística dominicana. Para mí, su mayor legado fue el referente de ser humano noble y dedicado a su propósito”, enfatizó Wifredo.
Familia y obras
Wifredo nació en Barcelona, España, el 15 de junio de 1935, hijo de Juan Moreno García Mompo y María Domenech. Estuvo casado con Hortensia Marcial Silva con quien procreó a Margarita, Rosa y Wifredo.
Publicó el poemario con fotografías “Algo de mí”, “La Catedral del bosque”, “La fotografía según Wifredo García”, “Fotografía: Un arte para nuestro siglo”, “País de sol y sonrisas”, y “Testamento de plata”. Fue coautor de “De tierra morena vengo”. Sus fotografías ilustran muchos libros de diversos autores.
Falleció a los 53 años, el 1 de septiembre de 1988, afectado de cáncer.
La calle
El 3 de julio de 2000, el Ayuntamiento del Distrito Nacional designó la calle Camino del Norte (Calle 5), de Arroyo Hondo, con el nombre de Wifredo García Domenech, por petición de Ángela Caba de Mejía Ricart, presidenta de la Asociación Museo Dominicano de la Fotografía.
“Admiré mucho el trabajo de Wifredo García, pionero, detallista, realmente un gran maestro de la calidad con que creaba las fotografías”, expresa Caba, quien ejerce el arte visual y es psicóloga clínica.
Agrega que Wifredo fue generoso con sus saberes, con sus equipos (cosa que la mayoría celamos), pero él ponía todo a disposición de los que realmente querían aprender: biblioteca, cuartos oscuros, cámaras de cualquier formato.
Gracias a él se logró incluir la categoría en la Bienal Nacional de Artes Visuales. “Fue quien promovió las giras fotográficas y peinó el territorio tomando fotografías. Tenía carácter, como buen catalán, pero siempre fue conciliador”.