¿Y el progresismo en RD? ¿Para cuándo?. Nuevamente, América Latina vive una ola de gobiernos progresistas, administraciones que creen en el Estado y su rol protagónico para garantizar derechos, equidad y combatir la desigualdad social, económica y política.
Aunque desde los 50, gobiernos progresistas han llegado al poder, olas y por vías electorales, identificamos en 1999 cuando Hugo Chávez gana las elecciones en Venezuela.
A partir de aquí América se remenea y la izquierda se anotó triunfos con Lula Da Silva en Brasil, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Néstor Kirchner en Argentina, Fernando Lugo en Paraguay, entre otros.
Ahora se vislumbra otra ola progresista con López Obrador en México, a la que se suman Luis Arce en Bolivia, Fernández- Fernández en Argentina, Pedro Castillo en Perú, Xiomara Castro en Honduras, Gabriel Boric en Chile y, según las encuestas, pudieran añadirse Gustavo Petro, en Colombia, y Lula Da Silva en Brasil.
Pero en el patio persiste una pregunta: ¿Esta ola llegará alguna vez a República Dominicana? Y es que el Gobierno de Juan Bosch de 1962 es el episodio más cercano al progresismo que ha vivido el país.
Por supuesto, la victoria del PRD en 1978 fue un hito importante para la democracia, pero en términos progresistas, ni siquiera la llegada otra vez al poder del nuevo partido de Bosch, el PLD, en 1996, llena esos requisitos. ¡Muy por el contrario! Pese a que en sus estatutos y en su organización se definía como un partido de centro izquierda, la agenda gubernamental que desarrolló fue neoliberal y conllevó la privatización de importantes propiedades del Estado.
A esto se suma que, lamentablemente, la proclamada izquierda dominicana ha sido incapaz, como han hecho otros países, de articularse en un bloque, definir una agenda política progresista y sacrificar los egos y deseos de ser candidatos presidenciales.
A los hechos me remito. Para el progresismo dominicano es una tragedia la división política que acaban de anunciar Guillermo Moreno, de Alianza País, y Minou Távarez Mirabal, de Opción Democrática.
Personalmente, y con todo el respeto y la admiración que me merece, he cuestionado la forma unipersonal en que Moreno administra ese partido, por eso albergaba la esperanza de que la sangre nueva de Opción Democrática contribuyera a que ALPAÍS fuera la vanguardia de un renacer del movimiento progresista dominicano, que articulara al Frente Amplio, Patria Para Tod@s, Alianza Para la Democracia y un conjunto de organizaciones sociales y ciudadanía en general.
Hecho esto, y tras quitarse los estigmas negativos de “cabezas calientes, radicales, comunistas” que la propaganda balaguerista le aplicó, con éxito hasta el día de hoy, su misión sería encarnar una agenda de reivindicaciones sociales y políticas progresistas para pagar una deuda que la clase política tiene con el pueblo dominicano desde 1961.
Sin embargo, la unidad, no de siglas, sino de agenda, sería la primera tarea, porque un cuadro elaborado por Juan Bolívar Díaz de los resultados obtenidos por los candidatos alternativos en las elecciones Presidenciales desde 1978 hasta 2016, revela que separados, no superan el 2%.
De modo que en un país ubicado en el mismo trayecto del Sol, donde pese a que su economía crece y crece, los campesinos aún no tienen tierra y las palabras de moda del actual Gobierno del PRM son fideicomiso y alianzas público- privadas, una agenda progresista sigue siendo necesaria y sigue estando pendiente. La pregunta es: ¿Quién superará primero las viejas rencillas históricas, se renovará y renunciará al ego para que República Dominicana lo logre? (Cri- cri-cri) ¡Suenan los grillos!