-VII-
La declaración del presidente Danilo Medina, en su discurso de juramentación el pasado 16 de agosto, de que “En el año 2020, cuando vuelvan la vista atrás para ver cómo era nuestro país en el año 2004, a muchos les será difícil reconocer la República Dominicana que teníamos entonces”, es, probablemente, la imagen que expone con mayor precisión la transformación que vivimos los dominicanos desde el inicio de los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, en 1996.
Esa situación se expresa, de manera concreta, en los siguientes datos: desde 1996 hasta hoy, el PIB se ha multiplicado por tres; el Presupuesto Nacional, por más de 27 veces, y tal como señaló el presidente Medina el martes, “el crecimiento promedio de nuestro país durante el período 2013-2016 ha sido ocho veces superior al crecimiento promedio de América Latina, estimado por la CEPAL”.
Pero no solo de pan vive el hombre. La educación y la cultura son fundamentales, como raíces y zapata de todo proceso de crecimiento, estabilidad macro-económica y desarrollo. Por ello, parte significativa del 4 por ciento dirigido a la educación pre-universitaria, se ha destinado a la construcción intensiva y masiva de aulas. En los próximos cuatro años, “no vamos a construir tantas aulas, pero sí vamos a poner toda nuestra atención en que estas aulas estén llenas de profesores motivados y bien formados”, aseguró el Presidente.
Asimismo, garantizó que se incluirá el 100 por ciento de los estudiantes en la jornada extendida, se asignarán 20 mil becas nacionales para distintas carreras de grado y posgrado, y 10 mil internacionales de maestrías y doctorados; además, se concluirá el ciclo del Plan Nacional de Alfabetización, al redoblar los esfuerzos para enseñar a no menos de 135 mil personas.
Estos procesos tienen como corolario el Programa República Digital, “que será nuestra revolución tecnológica en los próximos cuatro años”. “Un estudiante, una computadora, un maestro, una computadora”, que a partir de 2017 y de manera escalonada, el Gobierno beneficiará, totalmente gratis, 950 mil estudiantes y 79 mil 500 profesores de la red de educación pública.
Todas estas acciones y programas tienen un paraguas especial: el Pacto Nacional para la Reforma Educativa, como respuesta al mandato de la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 que estableció los tres grandes pactos: el educativo, el eléctrico y el fiscal. El primer pacto, que coincide con la principal política social de la actual administración, cuenta con inestimable contenido humanístico y cultural: valores humanos y ciudadanos, así como la presencia de la cultura nacional:
“La complejidad de las dinámicas sociales en el mundo actual plantea un reto para el sistema educativo, pues se requiere enfatizar la formación en valores humanos y ciudadanos que promuevan la convivencia pacífica en la sociedad, y que fomenten el aprecio e identificación con la cultura dominicana.” (Introducción al compromiso No. 4).
No solo impulsa las competencias para vivir en una sociedad cambiante y compleja, sino que toca el insumo capital de la sociedad del conocimiento: la información:
“De igual forma, el desarrollo social, científico y tecnológico de décadas recientes presenta el reto de desarrollar competencias en los estudiantes que les permitan insertarse exitosamente en una sociedad dinámica y global, en la cual la ciencia, la tecnología, la investigación y las capacidades para el procesamiento e interpretación crítica de la información constituyan las bases estratégicas del poder, la producción de riqueza, el progreso y el logro del desarrollo personal y colectivo”. (Ibidem.). Es bastante precisa la visión holística, integral, del proceso enseñanza-aprendizaje:
“Desarrollar en los estudiantes (…) las competencias para el dominio de la lengua y otras habilidades comunicativas; el pensamiento lógico-matemático, crítico y creativo; la capacidad para resolver problemas y tomar decisiones; la actitud investigativa, el trabajo colaborativo, la valoración de los aportes de la ciencia y el cuidado del medio ambiente; así como una consciencia ética ciudadana y una actitud para aprender durante toda la vida.” (Compromiso 4.1.7).
He aquí el compromiso de las aulas y la tanda extendida:
«Asegurar que toda infraestructura educativa contribuya a la creación de un adecuado ambiente pedagógico y a la integración de la familia y la comunidad a la vida escolar. Se dispondrá de espacios para estimular el desarrollo físico, mental y social de todas y todos los estudiantes, incluyendo aquellos con condiciones de discapacidad y necesidades especiales. Dentro de estos espacios se encuentran (…) los requeridos para la eficaz implementación del modelo de tanda extendida”. (Compromiso 4.2.5).