Bienvenidos a la nueva tierra de los impensables

Bienvenidos a la nueva tierra de los impensables

Un impensable ha llegado detrás de otro. Primero nos tocó ver el inusitado circo que se ha gestado alrededor de la llamada, las acusaciones y la llegada de Quirino Castillo y después nos sacudió la noticia del asesinato de Victoriano Santos Hilario, viceministro de Energía y presidente del PLD en Cotuí, quien fue ultimado en el interior de su propia residencia.

Pensar en ambas cosas desconcierta. ¿Cuándo en República Dominicana se podría pensar que veríamos a un exnarco acusando a un expresidente y que ello derive en aclaraciones que no aclaran porque tampoco se sabe si en realidad corresponde o no aclarar? ¿Gestado o no por alguien más? Eso nunca lo sabremos pero marcará un antes y un después en algo (aunque no sabemos bien en qué será).

Sin entrar en consideraciones de ningún tipo, hacía tiempo que el escándalo no se cernía a tales niveles sobre nuestra sociedad. Mucho menos que, en aras de una defensa, haya sectores que busquen ensuciar a todo el que se encuentren por delante. ¿Estaremos frente a la decadencia total? Eso parecería, la verdad.

El homicidio de Santos Hilario nos dice, además, que seguimos tocando fondo. Escabroso, vuelve a mostrar que el sicariato no es una moda pasajera: llegó para quedarse. Esta vez, sin embargo, la víctima era muy relevante a nivel social: era un funcionario y un dirigente del partido oficial. ¿Qué pudo haber hecho para que le mataran así? Descartado el móvil del robo, cualquier conjetura hace de este crimen algo muy grave. Tanto que quisiéramos creer, aunque suene cruel, que se trató de un asesinato con matices personales. Sería menos terrible.

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