Bill Gates, el cofundador de Microsoft y el hombre más rico del mundo, ha propuesto un gravamen directo sobre los robots que podría coincidir con lo que pagan los trabajadores humanos.
“Ahora, el trabajador humano hace un trabajo por valor de, digamos, 50,000 dólares, en una fábrica, ese ingreso se grava y se obtiene el impuesto sobre la renta, el impuesto de seguridad social, y todas esas cosas”, dijo Gates.
“Si un robot viene a hacer lo mismo, se podría pensar que habría que ponerle un impuesto al robot a un nivel similar”, dijo Bill Gates, según una publicación de Financial Times.
El dinero extra debería utilizarse para recapacitar a los trabajadores que los robots hayan sustituido, dijo Gates, poniendo en primer lugar a “las comunidades donde esto tiene un impacto particularmente grande”.
La idea de utilizar los impuestos para apoyar a la gente que pierde el empleo a causa de la automatización está ganando aceptación en el mundo de la tecnología, pero Gates fue más allá,
Algunos líderes del mundo de la tecnología han insinuado que los clientes de las compañías tecnológicas — más que la propia industria — deben pagar una factura de impuestos más alta.
En una reciente entrevista con el Financial Times, Satya Nadella, actual director ejecutivo de Microsoft, dijo: “Cuando alguien reduce los costos, eso significa que, con suerte, se está creando un superávit. Siempre se puede gravar el superávit”.
Gates se hizo eco de esa sugerencia, aunque también adoptó una postura más radical con su arancel sobre los fabricantes de máquinas.
“No creo que las compañías fabricantes de robots se vayan a indignar de que pueda haber un impuesto”, dijo. “Está bien”.
“Los robots tienen al menos una ventaja injusta sobre los trabajadores humanos: no pagan impuestos sobre la renta”, indica la publicación de Financial Times.
Bill Gates piensa que eso debe cambiar. Es una idea que hasta ahora ha sido asociada más con los socialistas europeos que con los líderes de la industria de la tecnología, y lo coloca en la inusual posición de apoyar explícitamente la imposición de impuestos para frenar la adopción de nuevas tecnologías.