La autoestima es una condición clave para la fortaleza emocional. Aprendiendo que durante el desarrollo de nuestras vidas viviremos eventualidades y circunstancias que tenemos que sortear como son: pérdidas de seres queridos, desamor, conflictos familiares, divorcios, crisis económicas, enfermedades catastróficas, traumas, y situaciones de alto riesgo que nos hacen vulnerable existencialmente. En cada situación, la autoestima puede ser un factor protector si es sana; pero cuando se vive con una baja autoestima, entonces, se siente más la inseguridad, el miedo, la desconfianza, la tristeza y la angustia de no tener la fortaleza emocional, para salir bien de las crisis y, mucho menos, saber gestionarla de forma asertiva. La autoestima es la relación valorativa que tengo conmigo mismo, como me acepto, como me comprendo, o como me percibo y que seguridad tengo de que puedo resolver las crisis y desafíos de la vida. También, la autoestima es la relación armónica con la que vivo, lo que me da la seguridad y la fortaleza para sentirme competitivo, inclusivo en cada espacio que socializa. De ahí que basamos el nivel de nuestra autoestima en condicionantes, valores y atributos que poseemos, como son: la inteligencia, la disciplina, la apariencia, el trabajo, la persistencia, las habilidades y destrezas con las que contamos para sentirnos capaces de obtener logros, propósitos y éxitos de vida. Esa autoestima se construye desde la niñez, en la familia, la escuela, los amigos, el deporte, la socialización con los demás. Cuando un niño vive en una familia que le dice: bruto, tarado, poquito, animal, feo, inútil, no confió en ti, no sirves para nada, etc., de seguro que será un adulto con baja autoestima, miedoso, culpabilizado, necesitado de aceptación, o con dependencia emocional de las otras personas. Ahora bien, ¿De qué depende la autoestima de una persona? De que siempre espere sentirse aceptado, valorado, reconocido, premiado, mimado, consentido, etc., entonces, ¿Qué pasa cuando te acosan, te excluyen, te dejan, no te reconocen, te rechazan o te maltratan? Todo va a depender de la sana autoestima, de la seguridad, la autoconfianza y la autodeterminación con la que pueda contar para seguir fluyendo en la vida sin hacerle frente a las personas tóxicas, ni pretender que le va a caer bien a todo el mundo, ni va ser aceptado por todas las personas. Pero algo más valorativo es ¿de qué depende su autoestima? La trampa sería que nuestra autoestima dependiera de las cosas que logremos en la vida, y que ellas nos den el significado en la vida. La autoestima no puede depender de un vehículo, una casa, la belleza, el poder, el dinero, el confort, la ropa de marca, del tipo de bebida, comida, de los viajes, o de las personas que socialicemos. Literalmente, todo eso cambia, desaparece, entonces, nos deprimimos, o nos angustiamos, o nos decepcionamos con nosotros mismos si ya no podemos tener o hacer la misma cosas. La autoestima debe descansar en su fuerza interior, en su seguridad, en su amor y bienestar de usted mismo; no importa si es en soledad, si tiene poco, si está enfermo, si algunas personas se han alejado, etc. No importa, aprenda a descansar en su coherencia, en el equilibrio, en su propia sanidad y su propia paz que deja la aceptación en la conquista del ser y no vivir para el parecer. Una alta autoestima dificultad para controlar el “ego” sentirse por encima de las demás personas, reconocer a otro, valorarlo, escucharlo, entenderlo o respetarlo. Pero la baja autoestima ayuda a victimizarse, a ser conformista, aceptar los maltratos, y las desconsideraciones y humillaciones de las demás personas. Los daños colaterales de alta o baja autoestima han representado grande dificultades en la vida de pareja, familia, trabajo, en las relaciones interpersonales y grupales.
Llegar a la madurez implica conocerse, ponerle nombre a sus emociones, aprender lo significativo de la vida, asumir propósitos, y gerenciar el pasado, el presente y fluir hacia el futuro. La autoestima sana se convierte en un factor protector que ayuda grandemente a aceptar lo que puedo lograr y lo que no puedo lograr, sin culparse y sin juzgarse. Simplemente descubrir que le da sentido a su vida, y razón de existencia, ¿con qué autoestima vive y cuáles emociones cuentas para alcanzar la felicidad, el bienestar y calidad de vida? esa es la clave, trabaje su autoestima y aprenda a tener fortaleza emocional, no importa la circunstancia, ni las eventualidades de la vida.