Es increíble reconocer que en los últimos cinco años los divorcios en la República Dominicana promedian más de 91 mil.
Los números están recopilados por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), que sitúa en el último trimestre del 2014 el Distrito Nacional como número uno de divorcios con un total de 1,124, seguido por Santiago en segundo lugar y la provincia Santo Domingo en tercero.
Los registros indican que los meses de enero y octubre son en los que se produce la mayor cantidad de divorcios, con un promedio de 1,780 rupturas al año 2014.
En la República Dominicana el índice de divorcio es más alto que el del matrimonio, y eso se demuestra con el alza que ha tenido en estos últimos 5 años, pues en el 2014 ya obtuvimos que de cada 100 matrimonios se produjeran 41 divorcios. La tasa de crecimiento de los matrimonios durante este período fue menos pronunciada que la de los divorcios, la primera registró un 8% y la de divorcio fue de 9.0%.
Es preciso conocer que en el 2012 se efectuaron 17,820 divorcios en el país, y ya en el 2014 la cifra había alcanzado los 19,244 para un incremento de un 8%. La razón principal del divorcio en dominicana ha cambiado, primero prevalecía la incompatibilidad de caracteres con 60% en el 2004, bajando luego a 44% en el 2014, esto sugiere que hoy día el mutuo consentimiento lidera la razón del divorcio con 56%.
Por lo general, las causas de un divorcio son menos numerosas y más sencillas que sus consecuencias. Es por esto, que el divorcio es la segunda causa más dolorosa después de la muerte. Todos sabemos que somos mortales y que algún día, lo deseemos o no, vamos a tener que partir de este mundo, pero en cambio, el divorcio es una decisión voluntaria. Nadie está obligado a divorciarse, pues la mayoría de los matrimonios se forman con las intenciones que duren una vida entera. Pero lamentablemente esto no siempre es así y muchas veces un matrimonio que se veía feliz termina en divorcio.
¿Por qué? Según los estudios, en nuestro país actualmente las mayores causas de divorcios son:
– Infidelidad
– La vida sexual deficiente
– Matrimonio y embarazos no deseados
– Problemas sexuales
– Rutina y Aburrimiento: Monotonía
– Descuido de la estética en el matrimonio
– Las condiciones económicas
El problema está en que en realidad no hemos entendido que la palabra crisis significa riesgo y oportunidad, ambas acepciones a la vez. A veces, las personas buscan el alivio ligero, fácil, y terminan cada uno por su lado. Pero no reconocen que hay que hablar, comunicarse, pedir ayuda y hacer terapia antes de tomar semejante decisión.
No es fácil divorciarse, se sufre mucho porque se han invertido muchos años en proyectos comunes, y no dudo que real y efectivamente haya ocasiones en las que sea inevitable y hasta sano -para las partes- asumir mejor un divorcio, pero pienso que debemos darle más valor a canalizar todas las vías de posibles soluciones antes de tomar tal decisión, respetando el tiempo que conlleva reconocer los daños, aceptar tu condición, concientizarte de tus prioridades y trabajar tus dificultades.
No debemos olvidar, que la razón que nos lleva a compartir la vida con alguien es el amor, pero la construcción del vínculo exige un esfuerzo, invertir como quien lo hace en una carrera, disfruta un trabajo o una actividad que le apasiona. A veces es un disfrute pleno, pero también hay momentos de renunciamiento a nuestros deseos personales para cosechar un bienestar común.
Pienso que debemos estar lo suficientemente maduros a la hora de tomar la decisión de casarnos, debemos contar con la capacidad de ver más allá de ese apasionamiento, y debemos tener la certeza de que conocemos a plenitud nuestra pareja, y si con esta sabiduría afrontamos la responsabilidad que conlleva un matrimonio, estoy segura que los números de divorcios bajarían significativamente.