El amor es un acto de valentía, nunca de temor; el amor es compromiso con los hombres.
Quien instaura el odio no son los odiados sino los que odian primero.
La educación es un acto de amor, por tanto, un acto de valor.
El diálogo no impone, no manipula, no domestica, no esloganiza.
No hay enseñanza sin investigación ni investigación sin enseñanza.
Los oprimidos han de ser el ejemplo de sí mismos, en la lucha por su redención.
No es en la resignación en la que nos afirmamos, sino en la rebeldía frente a las injusticias.
La confianza de las masas en el liderazgo, implica la confianza que estas tengan en ellas.
Aceptar y respetar la diferencia es una de esas virtudes sin las cuales la escucha no se puede dar.
Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión.
Sería una contradicción si los opresores no solo defendiesen sino practicasen una educación liberadora.
Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción. Paulo Freire
Mientras leía y escribía sobre Edgar Morín, especialmente sobre sus ideas pedagógicas y educativas, concluía que había ideas y planteamientos que me recordaban mucho a Paulo Freire. Comentando con la amiga Sara Guilamo sobre mi periplo acerca del pensamiento complejo, me decía que ambos se parecían en la duda como punto de partida para el conocimiento, pues Freire hablaba de la pedagogía de la pregunta como motivación y búsqueda.
Me quedé con la inquietud. Comencé a buscar respuestas. En mi búsqueda tuve la suerte de encontrar un libro que llamó mi atención: «Diálogos Freire-Morín», publicación que fue coordinada por Carlos Núñez Hurtado publicado en el año 2007 por el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL). El libro fue el producto de un evento realizado en el marco de la Feria del Libro de Guadalajara en el año 2001. La actividad académica y su posterior publicación fue el producto de una simple pregunta que Núñez Hurtado se hizo e hizo a varias personas: ¿Hubo algún encuentro entre Morín y Freire? la respuesta fue siempre negativa. En el prefacio del libro Núñez Hurtado señala:
No se conocieron y nunca intercambiaron directamente sus ideas. Nos preguntamos entonces el por qué de la gran afinidad de pensamiento, enfoques, temas y propuestas de estos dos grandes pensadores y humanistas…Es muy interesante constatar las conceptualizaciones y los énfasis que cada uno dio a los temas que para ellos…son estratégicos frente a la crisis civilizatoria que vivimos. La primera respuesta que me viene a la cabeza es sencilla y quizás hasta obvia. Y es que ambos son, y han sido, seres profundamente humanos, consecuentes, éticos, comprometidos vitalmente con el mundo, con la época histórica y con los hombres y mujeres concretos que pueblan nuestro convulsionado planeta. Y es desde esa posición ética, y desde ese honesto y libre compromiso intelectual, que han ofrecido su abrazo a las mejores causas de nuestro mundo y, en particular, desde y hacia los más débiles.
El evento se desarrolló en dos días. Se trabajaron cuatro temas predeterminados: Paradigma educativo, marco epistemológico, componente ético y compromiso sociopolítico. Participaron especialistas en el pensamiento de Morín y en el de Freire, a saber: Ana María Araújo Freire, Emilio Roger, Enrique Luengo, Oscar Jara, Raúl Domingo Mota, Alfredo Gutiérrez, Alipio Casali, Pedro Pontual, Cristina Cárdenas, Raúl Magaña y Carlos Núñez.
El diálogo comenzó con dos preguntas claves formuladas por el moderador Miguel Bazdresch: ¿Cuáles son, para ustedes, los ingredientes centrales que proponen nuestros inspiradores para construir el nuevo paradigma educativo? ¿Es posible identificar una articulación entre las ideas de estos dos pensadores? Las respuestas fueron muy interesantes
1. Ana María Araújo Freire: «Hablando del paradigma, cuestiones como la dialogicidad, la amoricidad y la politicidad son fundamentales en la teoría de Paulo… Si nosotros reunimos estos tres elementos tendremos una visión de complejidad, de totalidad y, por tanto, de dialecticidad…
2. Emilio Roger: «Yo creo que un nuevo paradigma no se trata solo de ubicar a los individuos sino también de proporcionarles estrategias de pensamiento para que puedan negociar con las nuevas realidades sociohistóricas y para que puedan incluso resistir a la presión de los nuevos contextos sociales, históricos y políticos ejercen sobre ellos…Como profesor de universidad, yo pienso que los individuos que lanzamos a la calle…son individuos mentalmente escindidos… que…funcionan sobre la base de dicotomías excluyentes… salen entrenados en la capacidad de separar…se prima hoy en día la mentalidad de la eficacia de la técnica.
3. Oscar Jara: «Desde mi punto de vista los paradigmas generalmente se asumen como unas grandes formulaciones abstractas e ideales, y yo más bien diría lo contrario: el paradigma hace referencia a los fundamentos o a las bases fundantes a partir de las cuales uno se dirige a los demás…»
4. Enrique Luengo: «Este paradigma de la complejidad nos puede llevar a una mejor comprensión sobre el mundo, nos puede llevar a una mayor solidaridad, a una mayor responsabilidad, a una mayor compasión. Comprensión, solidaridad y compasión van unidas. El paradigma de la complejidad nos puede llevar a una nueva ética y a una nueva antropología».
Después de las intervenciones hubo participación de todo el mundo a través de reflexiones grupales que se dieron a conocer en una plenaria. Acto seguido se pasó al debate sobre el conocimiento y sus aproximaciones epistemológicas. El moderador de esta parte, Juan Manuel Delgado, inició la provocación partiendo del concepto de sujeto, analizado críticamente desde la perspectiva crítica del sujeto cartesiano o escindido. Veamos las respuestas:
1. Raúl Domingo Mota: «El sujeto tiene que reubicarse en la historia, pero al mismo tiempo tiene que recuperar su propio cuerpo reubicándose en la historia de la biología, de la física, de la química, en la historia del universo».
2. Pedro Pontual: «Ambos proponen objetos cognoscitivos y métodos para aproximar a los sujetos cognoscibles; así, la tarea de construcción del conocimiento no puede limitarse a la concepción tradicional de la relación enseñanza-aprendizaje, es decir, a la concepción bancaria».
3. Alipo Casali: «Para referirme a Paulo Freire voy a partir de una experiencia personal con él, una experiencia de trabajo académico y político…desde esa experiencia…pude ver cómo este hombre enfrentó con claridad su coraje todos los problemas y sometió todo su pensamiento y su fama a un reto práctico que podría no funcionar muy bien: en este reto su historia y su condición simbólica, casi mítica, estaban comprometidas».
4. Alfredo Gutiérrez: Lo que cuestiona Morín acerca de la idea de la recuperación del sujeto es cómo vamos a hacer ciencia sin el que hace la ciencia, o, en otras palabras, hasta dónde puede llegar un conocimiento que prescinde de quien piensa, de quién reflexiona, de quien tiene la experiencia, el sentimiento la motivación y la misión de educar…Estamos experimentando una división modular del sujeto que nos hace más usables, como la harina que ha perdido la figura del pan original…
Una pena que el tiempo se agotó! Solo pudimos ver sucintamente dos de las cuatro mesas de trabajo. Seguimos en la próxima.