Desde mediados de la década de los 80 del siglo XX, Pedro José Gris se proyecta como uno de los principales renovadores de la poesía dominicana contemporánea. Sin embargo, en los últimos 15 años, su espacio creacional, entre la poesía, la pintura y la multimedia, intensifica la misma vitalidad de sus convicciones estético-filosóficas.
Su condición de nuevo vidente y su conexión existencial con el “Informalismo” le llevan a un proceso creativo automático y eminentemente catártico que nos deja ver sus máximos hallazgos en una lúcida, instintiva y energética reactivación de la policromía y la superficie espiritualizadas, así como en el expansivo caudal imagético de sus espacios pictóricos.
Con lucida precisión, Cayo Claudio Espinal nos advierte: “La obra pictórica de Pedro José Gris está centrada en cuatro ejes temáticos: el desnudo, como fuente dimanante de erotismo; lo abstracto, como esfumación o desintegración de lo real; lo urbano, como reflejo de un hábitat interiorizado; y el retrato, como registro histórico-personal. Esta cuadrivia temática juega simultáneamente al ocultamiento y a la revelación, tomando como cimiento el deslumbrar de la forma. Cada obra es una escena en la que el color, actor principal, arroja, delante o detrás de la secuencia, el fluir de una imaginación, hecha de facetas violentas, capaces de documentarse con la belleza descarnada de los más diversos contenidos”…
Atendiendo a la distintiva fluidez lingüística con que Pedro José Gris logra articular su universo visual personal, a las múltiples implicaciones estéticas y socioculturales de su práctica creadora en el contexto de las artes plásticas y visuales dominicanas de la posmodernidad, así como al potencial trascendente que sostiene una buena parte de su producción pictórica global, en esta ocasión, el Museo de Arte Moderno acoge su sexta muestra individual: “Partículas que piensan”, exposición cuyo reducido cuerpo de obras se constituye en un extracto bastante representativo de su más reciente producción.
En la mayoría de estas obras, Pedro José Gris utiliza un repertorio de materiales y recursos expresivos que, en primera instancia, nos revela el carácter eminentemente poético, intuitivo, instintivo y experimental de su práctica creadora: tela, papel, cartón, cartulina, óleo, tinta, acrílica y pastel al mismo tiempo que se arriesga hacia el “abismo iluminado” de lo incierto, abrazando con admirable resolución la azarosa gestualidad del “Action painting”…
Con este cuerpo de obras, Pedro José Gris adhiere una de las propuestas de mayor libertad expresiva a la pintura dominicana contemporánea… Polifacético, explosivo, delirante, líricamente “excesivo”, el artista emerge con una personalidad creadora cuya principal característica es su insólita capacidad recursiva a la hora de sus lúdicas transmigraciones entre la cristalina textualidad poética y la reactiva matericidad del hecho pictórico.
En sus resultados más resistentes, advertimos una sugestiva profusión de remisiones metafóricas y reflexivas sobre las distintas formas del pensamiento, el tiempo, el azar, lo físico y lo metafísico; el sueño, el subconsciente, el cuerpo y la sexualidad como espectáculo. Asimismo, sobre lo telúrico, lo real y lo no real; el ecocidio y la socio-realidad, incluyendo las arquitecturas, rituales y mitologías del absurdo cotidiano en el Caribe Contemporáneo. Así, por sus resortes esencialmente poéticos y reflexivos y por su intrínseca polivalencia significativa, los ejercicios pictóricos recientes de Pedro José Gris se nos abren ante una enriquecedora y fascinante multiplicidad de lectura…