Se estima que el 22% de los hombres del este de la República Democrática del Congo (R.D.C.) fue víctima de la violencia sexual.
Esa es la sorprendente cifra que reveló el periodista Will Storr cuando se embarcó en su investigación sobre la violación como arma de guerra, para el documental radiofónico de la BBC «An unspeakable Act» (Un acto del que no se puede hablar).
El título hace referencia al silencio que en general mantienen las víctimas de la violencia sexual en R.D.C., la mayoría mujeres.
Pero según el periodista de la BBC, muchos académicos contemporáneos creen que el tabú que rodea a las víctimas es más fuerte en el caso de los hombres, un fenómeno mucho menos conocido pero más frecuente de lo que se pensaba.
Para investigar el tema Storr viajó a Kampala, Uganda, el lugar donde se refugian muchas víctimas de la violencia sexual en la vecina R.D.C.
Las organizaciones de ayuda a este tipo de víctimas tienen recursos para apoyar a las mujeres, pero no a los hombres.
Éstos se sienten rechazados por la sociedad africana, así como por sus amigos y familiares.
Naciones Unidas ha desatendido el tema de la violencia sexual contra los hombres y los niños durante muchos años», Lara Stemple, académica de la Universidad de California.
El doctor Chris Dolan dirige la organización Refugee Law Project, en Kampala, que presta ayuda legal a refugiados.
Desde 2006 colaboró en los servicios de ayuda a las mujeres pero «a mediados de 2009 organizamos por primera vez un taller diseñado especificamente para hombres», le contó a Storr.
«Vinieron 150». Desde entonces lidera la investigación del fenómeno y una campaña para reconocer que los hombres también son violados.
Un gran tabú
«Nunca habían hablado sobre ello. Nos dimos cuenta de que muchos de los hombres llevaban 5 o 6 años, o más, sin haber hablado nunca de lo que les había pasado», dijo Dolan.
«Tampoco habían pedido ayuda médica y dado el nivel de violencia utilizada algunas de las lesiones eran muy graves, desde daños en el ano hasta incontinencia e infecciones», le explicó a la BBC.
En un contexto legal occidental, los crímenes de que fueron víctimas estos hombres son igual de horrendos que los que sufren las mujeres, pero en esta parte de África no se concibe el sexo entre dos hombres.
«Cualquier tipo de encuentro sexual entre dos hombres es un crimen, y las dos partes involucradas son cómplices en ese crimen», explica Dolan.
«Asi que lo que nosotros entendemos como violación en términos legales no se entiende como violación, sino como un acto «en contra de las leyes de la naturaleza»».
«Así que el problema es así de simple: los hombres no pueden ir a la policia y acusar a alguien de violación», continuó Dolan.
Además, explica el doctor, «el hecho de ser el que «recibe» se interpreta como ser pasivo, que a su vez se interpreta como cumplir el rol de la mujer, que a su vez se interpreta como que eres homosexual».
«Me usaron como a una mujer», dijo uno de los refugiados con los que habló el periodista de la BBC, incapaz de encontrar un término para describir cómo lo habían violado.
Cifras que rompen esquemas
La violencia sexual contra las mujeres en R.D.C. está ampliamente documentada: se estima, por ejemplo, que cada cinco minutos tres mujeres son violadas en ese país.
Pero no hay datos contundentes cuando se trata de hombres.
Las cifras citadas por los académicos se refieren a un estudio de 2010 publicado en la revista científica Journal of the American Medical Association, según el cual el 22% de los hombres del este de R.D.C. (y el 30% de las mujeres) reconocieron haber sido víctimas de violencia sexual en el contexto del conflicto armado. La investigación cubría un periodo de 16 años.
La autora del estudio, la Doctora Lynn Lawry, del Harford Medical School , le dijo a la BBC que los resultados de su investigación generaron polémica y confusión «porque no se sabía qué hacer con esas cifras».
Lawry comentó que le sorpredió la manera negativa en que algunas ONG´s y grupos de presión por los derechos de la mujer reaccionaron ante esas estadísticas, «como si yo hubiera abierto la caja de pandora y hubiera revelado un gran secreto».
Tal vez temían que se redujera la financiación para proyectos de mujeres, comentó.
Hasta entonces los estudios sólo habían hecho pequeñas referencias a la violencia sexual de los hombres en R.D.C..
«Naciones Unidas ha desatendido el tema de la violencia sexual contra los hombres y los niños durante muchos años», dice Lara Stemple, directora del proyecto sobre Salud y Derechos Humanos de la Universidad de California.
La violación, incluso en los documentos de trabajo de Naciones Unidas, es ampliamente definida como algo que sólo afecta a las mujeres y a las niñas, según la experta.
En la actualidad no hay financiación para proyectos de ayuda a los hombres sobrevivientes de violencia sexual, confirmó Chris Dolan, «porque el discurso sobre la violencia sexual está totalmente centrada en la mujer y los niños».
La violación, arma de destrucción masiva
Sea quien sea la víctima, la violación es un táctica de guerra extremadamente efectiva, porque «humilla, avergüenza y traumatiza», explica Stemple.
«En un conflicto armado en el que la violencia está por todas partes, la violación es un instrumento de dominación total, de subyugación completa», añadió.
Para Dolan, como estrategia de guerra es incluso más eficaz que las armas convencionales, porque rompe la armonía y el tejido social de una comunidad.
«Todas las relaciones entre los integrantes de una familia, y entre esa familia y los vecinos y su comunidad, pueden verse afectadas por una violación», explicó.