Uno de los secretos mejor guardados, que no es la belleza de nuestro país para las atracciones turísticas, sino la apreciable cantidad de peloteros de origen haitiano en el béisbol organizado, algunos de los cuales han alcanzado el estrellato en las grandes ligas, pero sus raíces son ocultadas por quienes no les interesa darle mérito a una raza menospreciada.
Tarde o temprano, y al igual que se ha hecho con Holanda, Australia, África del Sur, donde se han escarbado los orígenes y ancestros de actuales jugadores de grandes ligas, para incorporarlos a equipos amorfos de jugadores que representarían a los países de sus padres, será necesario acudir a Dominicana para determinar los ascendientes de tantos excelentes jóvenes haitianos, para que participen en el próximo Clásico Mundial de Béisbol en el 2011.
Los bateyes de la provincia de San Pedro de Macorís, La Romana, Haina, Nizao, Boca Chica y de Barahona han sido las canteras de jugadores haitianos, que a muchos, se les ha preferido ocultar sus raíces y no identificarlos debido a esa peculiaridad del engaño a que muchos dominicanos son tan adictos, como ocurre con las adulteradas actas de nacimiento de los jugadores para estafar a los buscadores de talento, haciendo aparecer a los prospectos con menor edad.
El origen de los jugadores haitianos ha sido soslayado a los equipos de grandes ligas. Quizás ahora, después de la tragedia del 12 de enero, se tratará de enmendar ese error, de manera que Haití tenga el orgullo de no ser una tierra solo para excelentes jugadores de fútbol, sino que sus hijos de sangre establecidos en la parte oriental de la isla, han sobresalido por sus habilidades innatas, en particular en cuanto a grandes corredores y fildeadores, no así de buenos lanzadores.
Lo raro de Haití es que, por derecho propio, debió haber tenido buenos jugadores de béisbol. Fue el país del Caribe donde más tiempo duró la ocupación americana desde 1914 a 1934. Se sabe que en los demás países del área, donde la bota norteamericana invadió a estos territorios caribeños, el béisbol se convirtió en el pasatiempo favorito.
Es la cantera actual más prolífica de donde se nutren los equipos de grandes ligas y los de Japón, Taiwán y Corea.
La presencia dominicana, por la calidad de sus jugadores, sobresale en los equipos de grandes ligas donde más de 195 jóvenes han estado batallando por conservar o lograr un puesto en el roster mayor en duro entrenamiento para destacarse en la temporada que se iniciará en breves días.
Ya es tiempo que a Haití se le reconozcan los méritos de haber sido el crisol de donde han surgido destacados jugadores, que moldeados en la fragua de los campos dominicanos de béisbol, llevan su orgullo, que en muchos casos es más como dominicanos, que en defender sus orígenes, lo cual sería apropiado que ocurriese para ver si los patrocinadores del Clásico Mundial de Béisbol se deciden a hurgar, con ayuda sincera dominicana, en los orígenes de tantos estelares dominicanos destacándose en sus equipos de las mayores para conformar un excelente equipo haitiano con nombres sonoros de los Pié, Sanó, Guerrero, Soriano, Lois, Jean, Van, etcétera.