La frecuencia con que escuchamos y vemos noticias que hablan de la participación de jóvenes en hechos de transgresión a las normas, en bandolerismo, delincuencias, muertes violentas, drogas, prostitución, microtráfico, etc. nos condiciona a pensar que los “jóvenes están perdidos” “que la juventud es irresponsable, indiferente, influyente hacia los patrones de conductas desajustadas”; pero sobre todo, que no poseen el juicio crítico para repensar, reflexionar y ser corresponsable de lo que le sucede, o de los riesgos y adversidades en que se van a ver envueltos durante su desarrollo psicoemocional y social. Sin embargo, la mayoría de los jóvenes están asumiendo compromiso, estudian, trabajan, viven con familias, se comprometen con el noviazgo, son creativos emprendedores, optimistas y viven con propósito hacia el logro, para poder fluir en la vida. Como la vida es dinámica y las circunstancias cambian y con ella, los jóvenes están expuestos a todo tipo de adversidades: crisis, pérdidas, desajuste, frustraciones, conflictos, separaciones, acoso, bulling, maltrato, amenaza, etc. Nadie tiene una vida gratificante, armonizada, estable y feliz para siempre y por siempre. Lo que significa que la adversidad la tendremos que afrontar o gerenciar de cualquier forma. Literalmente no se puede evitar.Tampoco buscarla, ni perseguirla; pero se puede aprender a superarla o gestionarla para que no nos dañe. Esos jóvenes valientes, competitivos que han aprendido a vivir en las adversidades; también han aprendido de forma resiliente a salir de ella. Los jóvenestienen que luchar por el empleo, las oportunidades, la inclusión laboral y social, por la salud, la recreación sana, la prevención de accidentes, el embarazo y la paternidad temprana, el uso responsable de las tecnologías y el consumo. Posiblemente, algunos puedan prevenir la adversidad, otros no sepan qué hacer cuando la tienen de frente y, mucho menos, saber cómo administrarla para salir bien de ella. Hay jóvenes que ante la adversidad se deprimen, padecen de ansiedad, se desenfocan, se bloquean, se vuelven más riesgosos y más vulnerables, debido a que no cuentan con la fortaleza emocional, la autoestima sana, la habilidad y destreza para gestionar esa adversidad que puede derrotarlos para toda la vida. A veces, la frustración es tan grande Los jóvenes tienen que luchar por el empleo, las oportunidades, la inclusión laboral y social, por la salud, la recreación sanaque muchos jóvenes piensan o intentan el suicidio frente a una adversidad.
¿Qué haces frente a la adversidad? ¿Cómo piensa y cómo actúa? ¿Buscas la ayuda? ¿Te tomas tiempo para pensar? ¿Te organizas frentes a la adversidad? La diferencia frente a la adversidad es cómo la gestiona, con qué fortaleza la enfrenta, cómo identificas los factores protectores que posee para administrarla, o si se decide a buscar la ayuda en momentos de crisis. Cientos de jóvenes vencen adversidades, luchan, insisten persisten y resisten para salir y vivir con dignidad. A mí me ha tocado acompañar y observar a cientos de jóvenes que han superado adversidades, que han tenido que vencer desigualdades, conflictos familiares, crisis de un noviazgo, despido de un trabajo, traiciones o desengaños en momentos duros para sus vidas. Hay jóvenes comprometidos, que revisan sus conductas y sus riesgos, y los errores de los que pueden ser víctimas o victimarios. Existen cientos de miles de jóvenes que lo hacen bien, que asumen una vida correcta, que desean que su país sea mejor, menos corruptos, más seguro, de convivencia pacífica, de oportunidades, de cultura de paz, con educación, salud, y prosperidad para ellos y ellas.
Los jóvenes que vecen la adversidades desean, repito, oportunidades. Para gestionar la adversidad hay que utilizar todos los recursos emocionales, psicológicos, sociales y espiritual con que uno cuenta. Sobre todo, aprender a ser optimista, tolerante y prudente en cada decisión que se tome. La clave es, aprender a tener autoconfianza, autodeterminación, control y dominio emocional; dejar ir cosas, perderlas, superarlas, cerrar procesos, abrir nuevos caminos, intentarlo más de una vez. Siempre han existidos obstáculos, circunstancias desfavorables, crisis y experiencias traumáticas. La posibilidad de vivir esperanzado e identificado con los procesos de vida y las circunstancias; tienen que ver con las resiliencia social, la fortaleza emocional y autogestión de la adversidad. Mi reconocimiento y respeto para los jóvenes que han aprendido a gestionar de forma saludable y equilibrada, las adversidades de una vida que muchas veces es dura y desigual.