–Con un rápido “clípeo” de las pestañas, le hice una sonografía del alma. Es un sinvergüenza de nacimiento; un malvado sin arreglo, absolutamente irredimible. Ella completó la descripción del sujeto. –Nada más hay que verle la boca y los ojos para saber que su vida terminará en el presidio. Esta clase de tipos muere de mala manera. No se junte con gente así, concluyó. Aquel día había experimentado un sacudimiento emocional. Al salir del trabajo vi un hombre a quien faltaba una pierna, que pedía limosnas en la calle. Repentinamente, alguien le arrebato la muleta y corrió hacia la boca del Metro.
Entonces apareció la mujer que recuperó la muleta y la devolvió al limosnero. Fue cuando dijo haber hecho “una sonografía del alma” del ladrón. –Señora, no sé de dónde vino este hombre que salió huyendo; no andaba conmigo. Yo trabajo en aquella emisora; soy periodista. –Usted escribe para publicar enseguida, como todo periodista; pero yo le recomendaría escribir para no publicar; quiero decir para no publicar inmediatamente. Así se librará de que lean sus escritos bajo “el ojo del momento”. Además, tendrá el reposo de releer lo escrito y completarlo sin prisa. Usted parece bueno explicando las cosas que ve a su alrededor.
No contesté nada a la señora y me despedí. ¿Es posible que haya gente en el mundo capaz de robarle las muletas a un mutilado? ¿Qué lo haga por el placer de causar angustia o dolor? ¿Sera cierto que la maldad es una entidad genética incurable? ¿Qué inconformidades profundas impulsan las conductas dañinas? Este hombre ha tirado la muleta antes de bajar la escalera. No la necesitaba para una pariente cojo, no quería venderla para pagar una deuda vencida.
Putin ha dado un “ultimátum” a Ucrania para que pague su deuda de combustible; de no hacerlo en el plazo fijado, el país vecino quedará sin energía para su alumbrado, sin calefacción para el invierno. En este caso, se trata de despojar a una comunidad entera del “andador económico” contemporáneo. Europa se mira en espejo parecido; sus líderes suponen que podrían perder las “muletas energéticas” que llegan desde el Este. La política internacional es siempre más cruel con los pueblos débiles.