Con apenas 20 años de edad y jugando en clase A en la sucursal de los Expos de Montreal, un joven Vladimir Guerrero enfrentó una encrucijada.
Luego de una larga temporada y mucho cansancio, Guerrero tenía una sola cosa en su mente: abandonarlo todo.
“Estaba muy cansado y me dolían los hombros. Recuerdo que ese día llamé a mi mamá y le dije que me iba a ir para Nueva York y que iba a dejarlo todo”, recordó Guerrero en una conversación con los medios escritos del Grupo Corripio.
En la actividad estuvieron presentes, además, el director de El Día, José Monegro; el subdirector del Hoy, Nelson Marrero; el administrador de Hoy, El Nacional y El Día, Juan Carlos Camino.
Veintitres años más tarde, Guerrero agradece no haber abandonado y el próximo 29 de julio será exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown junto a Trevor Hoffman, Chipper Jones y Jim Thome.
“Tuve muchos buenos momentos en Grandes Ligas y estoy contento de que ahora voy para el Salón de la Fama”, agregó el nativo de Don Gregorio, Nizao.
Guerrero fue nueve veces al Juego de Estrellas de Grandes Ligas.
También ganó el premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana en el 2004.
Igualmente, ganó en ocho oportunidades el Bate de Plata.
Quería el 40-40. En la temporada del 2002, Guerrero estuvo muy cerca de una hazaña que hasta ese entonces solo había sido logrado por José Canseco, en 1988; Barry Bonds en 1996 y Alex Rodríguez en 1998.
Combinar 40 jonrones y 40 bases robadas en una misma temporada, no era logro nada fácil.
Cuando faltaban cinco partidos para terminar la temporada, Guerrero ya tenía las 40 estafas, pero necesitaba un cuadrangular para unirse al club.
Sin embargo, en esos 22 turnos al bate que agotó desde el vuelacercas 39, no pudo completar la hazaña.
“Al principio yo no estaba pensando en eso, pero cuando vi que ya tenía las 40 bases robadas, yo sabía que tenía la oportunidad, pero no pude pegar el jonrón. En el último partido me fui de 5-1, pero no pude levantar la bola y las cosas se quedaron así”, dijo.
El club 40-40 agregó un cuarto integrante en el 2006, en la persona del dominicano Alfonso Soriano.