Atenas. Después de una tregua navideña de varias semanas Grecia afronta a partir de enero una nueva batalla con sus acreedores, unas negociaciones que no solo serán una prueba de fuego de cara a los próximos desembolsos del rescate, sino para la cohesión del Gobierno de Alexis Tsipras.
Se espera que los representantes de la denominada cuadriga -Comisión Europea, Banco Central Europeo, Mecanismo europeo de Estabilidad y Fondo Monetario Internacional- regresen a Atenas en torno al 8 de enero, donde comenzarán la primera revisión de este tercer rescate griego.
El objetivo del Gobierno es concluir esta revisión y los temas pendientes hasta finales de febrero, para poder empezar cuanto antes el debate sobre el alivio de la deuda, un tema que ha sido uno de los principales caballos de batalla de Tsipras, pero que los socios europeos ven de poca urgencia.
Entre los temas clave que todavía quedan por resolver hasta entonces figura la reforma de las pensiones y la gestión de la cartera de deudas morosas de los bancos. Ambos son temas con alto potencial conflictivo, tanto en la sociedad, como dentro de la propia coalición gubernamental.
En declaraciones a los medios el día de Nochevieja, Tsipras reconoció que febrero será un mes crítico en la negociación, pero subrayó la necesidad de reformar el sistema de la seguridad social, pues de lo contrario “en cinco años no podremos pagar pensiones». En el acuerdo para el tercer rescate firmado en verano pasado, el Gobierno se comprometió a una profunda reforma del sistema de pensiones, y en particular a un ahorro del 1 % del producto interior bruto (PIB) en este año que comienza.
Esto se traduce en medidas por un total de 1.800 millones de euros, entre recortes de las prestaciones y subidas de las cotizaciones, en un país que ha visto reducidas sus pensiones en casi un 40 % en los últimos seis años.