Como en sus buenos tiempos y para no perder la forma, la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) se pone en pie de lucha, arrancando este viernes con la convocatoria a una manifestación nacional ante el Ministerio de Educación. De arrancada, esa manifestación significará pérdida de un día de clases para los estudiantes. El gremio se planta intransigente, condicionando la suspensión de la manifestación a que Educación los llame para discutir alza salarial y otras reivindicaciones.
Desde que se invierte el 4% del PIB en educación, los maestros dominicanos han logrado conquistas muy importantes, incluyendo mejores salarios e inversión en su preparación. Y cuando ahora se ponen en pie de lucha, pasan por alto esas conquistas y el hecho de que en el actual contexto el Gobierno no está en condiciones de satisfacer sus demandas, aparte de que hay prioridades relacionadas con la calidad de la enseñanza que necesitan atención sin demora.
Creemos que lo prudente es canalizar las demandas con el diálogo como herramienta, sin entorpecer la marcha del año escolar. El problema educativo no radica solamente en los salarios de los profesores. La ADP sabe muy bien que hay que atacar el factor cualitativo de la enseñanza y que esa es parte de su responsabilidad como gremio. Apostemos a la efectividad del diálogo.
Basta de tozudez en la UASD
Los profesores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) se han quedado sin argumentos para justificar el reclamo de que les aumenten los sueldos. Y la prolongación de la huelga atenta contra su propia causa por razones muy sencillas, que la gente no ignora. Muchos de ellos trabajan en universidades privadas, en las que probablemente reciben remuneración más baja y les exigen más, pero en esas no se plantan para exigir mejoras. La actitud bravucona solo la asumen ante la UASD, la del Estado y que parece no tener dolientes porque está al servicio de estudiantes de escasos recursos.
Los profesores de la UASD deben reconsiderar su posición y variar la manera de exigir lo que creen que merecen. Mientras tanto, la eventual justeza de su causa se va transformando en abuso contra los estudiantes.