Un tribunal de Maldivas condenó este domingo a 11 años de prisión al expresidente maldivo Abdulla Yameen (2013-2018) por supuesto lavado de dinero y aceptación de sobornos, en lo que supone uno de los mayores escándalos de corrupción del archipiélago.
El juez pidió para Yameen cuatro años de prisión por aceptar sobornos y otros siete por lavado de capitales, además de una multa de cinco millones de dólares, por no haber sido capaz de justificar la procedencia de dos cheques de 500.000 dólares ingresados a su cuenta bancaria en 2015, cuando todavía ejercía su cargo como presidente de la nación.
El dinero, al parecer, emanaría de un soborno del ex primer ministro Yoosuf Naeem por arrendarle una isla deshabitada para el desarrollo de actividades turísticas, alegó el juez.
Se trata del segundo caso de corrupción por el que es acusado el exdirigente maldivo, después de que en noviembre de 2019 fuese condenado a cinco años por beneficiarse de un trato de 90 millones de dólares que obtuvo a través de la Corporación de Mercadotecnia y Relaciones Públicas (MMPRC) derivados del alquiler de islas y lagunas para el desarrollo hotelero durante su mandato.
Durante el juicio, Yameen argumentó que los fondos transferidos iban destinados a su formación, el Partido Progresista de Maldivas (PPM), y aseguro desconocer que el dinero había sido robado.
Tan pronto como se celebró la audiencia esta mañana, un grupo de simpatizantes del exmandatario maldivo se reunió frente a la corte para protestar contra su juicio.
El abogado de Yameen señaló por su parte durante una comparecencia a los medios que esta condena tiene motivaciones políticas y consideran que se trata de un juicio parcial e injusto.
Por su parte, el líder adjunto del PPM, Abdulla Abduh Raheem, dejó claro que el partido, pese a la condena, no tiene planes de reemplazarlo como candidato de la oposición para los próximos comicios presidenciales, que tienen previsto celebrarse en septiembre de 2023.
El exdirigente, bajo cuyo mandato el archipiélago estrechó sus lazos con China, fue acusado por sus detractores de abuso de poder y corrupción poco después de su inesperada derrota en las elecciones presidenciales de finales de 2018.