“El voto es el instrumento más poderoso jamás concebido por el hombre para derribar la injusticia y destruir las terribles paredes que encarcelan a hombres por ser diferentes de otros hombres.”
Lyndon B. Johnson
Estamos viviendo en tiempos de una complejidad elevada y la velocidad con que la tecnología nos mantiene informados, con frecuencia nos deja desconcertados. ¿De qué modo colocamos en un buen lugar lo que nos descoloca? Este domingo, los dominicanos fueron sorprendidos por el inesperado giro que tomó el certamen de las elecciones municipales, que culminó en la histórica suspensión del torneo.
Mirar de forma crítica lo que nos ocurre es fundamental para vivir plenamente. Tal vez, es conveniente recordar que tenemos varios ángulos de observación: 1.desde la consciencia familiar, 2. desde la consciencia colectiva y 3. desde la consciencia individual. Las tres dimensiones están influidas por el inconsciente colectivo. Así damos forma a la realidad que vivimos.
Desde las primeras democracias griegas hasta nuestros días, la política ha sido un juego de estrategias complejas, que puede ser irracional cuando se desarrolla sin apego a las reglas. Confieso que muy frecuentemente, esta ciencia me resulta muy embollada como para dedicar atención a las fuerzas que la mueven. Sin embargo, deseo compartir el ejercicio de mirar los incidentes ocurridos este 16 de febrero desde el lente de las Constelaciones Familiares.
El historiador británico Tony Judt escribió: “Por qué es importante la votación: porque, como sabían los griegos, la participación en la forma en que se nos gobierna no sólo aumenta el sentido colectivo de responsabilidad por los actos del gobierno, sino que también contribuye a que los líderes se comporten honestamente.”
Desde el punto de vista sistémico, la política es la manifestación social de las figuras de mayor jerarquía que hemos interiorizado. El Papa Juan XXIII dijo: “La familia es la primera célula esencial de la sociedad humana”. ¿Cuál es la primera autoridad que conocemos? El padre. ¿Por vía de quién entramos en relación con la autoridad del padre? A través de la madre.
Si llevamos la mirada a lo esencial en los eventos acontecidos el pasado domingo, llegaremos de forma indefectible a la relación que sostenemos entre lo masculino (activo) y lo femenino (pasivo). O lo que es igual, entre el poder y la fuerza. El lenguaje de lo masculino es el respeto y el de lo femenino es el amor. Sin orden, sin respeto, el amor no logra expresarse. Entonces, se requiere la ley para regresar al orden o mantenerlo.
A nivel histórico, para comprender por qué los líderes hacen lo que hacen debemos mirar su origen: la familia y el contexto en que se desarrollaron. Nadie puede escapar al hecho de provenir de un padre y una madre. Ellos son el modelo de autoridad primario. Lo que entregamos al mundo está empapado de la coherencia, o incoherencia, de autoridad con que hayamos desarrollado la personalidad.
El manejo del poder saca a la luz el modo en que nos hemos relacionado con la autoridad. ¿Debimos ir a unas elecciones en las condiciones que se presentaron? ¡claro que no! Si los problemas eran conocidos, ¿por qué confiar en que la carga se arreglaría en el camino?
Los dominicanos hemos tenido una lección excesivamente costosa de nuestras dificultades con la autoridad. Ahora podemos escoger desde que lugar viviremos lo ocurrido, culpando a otros o asumiendo cada quien la cuota de responsabilidad que le corresponde. La primera opción es infantil, la segunda requiere madurez. ¿Qué elegimos?
El filósofo, dramaturgo, novelista y poeta indio Rabindranath Tagore dijo: “El hombre es un niño: su poder es el poder de crecer”. Reducir lo ocurrido al fallo en la implementación del sistema del voto automatizado, es desperdiciar la oportunidad que se nos presenta para desarrollarnos.
Arquetípicamente el padre tiene una función simbólica que nos remite a: identidad, reglas, herencia, poder, conquista, protección, provisión, respeto, límites, orden, disciplina, honor y autoridad. Un verdadero padre, guía y protege a los que tiene bajo su tutela, y para ello, respeta su rol como autoridad de la familia.
En el lado positivo el arquetipo del padre protege, dirige, disciplina y nos modela lo que debemos hacer. Es también la organización y la habilidad para gobernar que muestra una persona. Quienes han integrado adecuadamente la figura del padre, son capaces de funcionar efectiva y productivamente en el mundo, poseen la dirección para cumplir con sus objetivos y logros, y el poder para llevarlo a cabo. Estas personas se distinguen por acabar exitosamente lo que empiezan.
El lado oscuro del Padre emerge cuando la ayuda y protección se convierten en control dictatorial o autoridad abusiva, o cuando no se cumplen con las funciones del rol. El padre es integrado entonces como un seregoísta y tiránico, que opera a través del uso abusivo del poder. Es un duro juez que controla a través de la intimidación, sacrificando a los demás para cumplir sus objetivos. Es inconsistente, no fiable, abusivo y arbitrario.
¿Te resuena? El militar y político venezolano Simón Bolívar, una de las figuras más destacadas de la emancipación hispanoamericana frente al Imperio español, dijo: “La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía.”
¿Estará nuestro sistema político dominicano evidenciando los vicios de la autoridad del padre en la familia?
El arquetipo del padre está muy relacionado al héroe. Sin una sana figura interior del padre-héroe el hijo tiende a sentirse perdido, sin rumbo para elegir un camino, sin claridad en la vida, psíquicamente desestructurado e imposibilitado de tomar buenas decisiones.
Por vía de la figura del padre en su aspecto de luz nos ponemos en contacto con la disciplina, el orden y la capacidad de acción. En su forma no armónica (sombra) el padre representa la guerra, la competencia, el conflicto, la posesión, la represión, la violencia, la transgresión del límite que ha establecido la ley, los celos, la competencia inescrupulosa y la destrucción.
¿Te das cuenta? A nivel global, la sociedad sufre una carencia esencial cuya primera manifestación es la exclusión de la figura del progenitor. Ninguna persona puede estar completa para tomar buenas decisiones si le falta la energía del padre, o si la ha tomado desde el lugar de la herida heredada de su madre.
Cuando un padre inscribe a un hijo, no se limita a cumplir con una formalidad sino que lo está acogiendo en su psique, para que pueda echar raíces en la sociedad. Le ofrece un lugar a partir del cual el niño podrá establecer su identidad, el origen de su existencia, sus ideales, su solidez psíquica y la autoridad sobre su propia vida
El Primer Ministro Británico David Lloyd George dijo: “Las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La papeleta es un puñal de papel.” Hasta ahora, con demasiada frecuencia hemos votado para castigar a alguien. ¿Al servicio de quién o qué está el retraso del ejercicio democrático de elegir a nuestros munícipes? Me gusta creer que está a favor de que escojamos conscientemente.
Ver las víctimas y los victimarios no requiere ningún talento. Asumir la responsabilidad de lo que vivimos y darnos cuenta de hacia dónde va el siguiente paso, implica estar presentes y centrados. ¡Eso es un arte!
Podemos asumir la crisis electoral que vivimos desde el dolor (eclipse de la figura del padre y su autoridad), o desde el amor (profundo compromiso de sanar la relación con la autoridad). Esta pausa nos brinda la invaluable oportunidad de hacer las cosas desde un buen lugar.
¿Cómo lograrlo? Primero nos situamos en el contexto sistémico, en el que todos estamos al servicio de algo más grande. En “El manantial no tiene que preguntar por el camino”, Bert Hellinger creador de las Constelaciones Familiares dice: “La gran Alma, sea lo que fuere, determina y toma a su servicio a cada uno, de la manera que sea. Algunos tienen un servicio agradable, algunos tienen un servicio difícil. Algunos tienen un servicio sanador y algunos un servicio destructor, un servicio terrible. Pero sigue siendo el mismo servicio. Visto desde el alma, desde la Gran Alma, es el mismo servicio. Nadie puede oponerse a esta alma”.
En la película “Si decido quedarme” hay una frase que dice: “A veces en la vida haces elecciones y a veces esas elecciones te hacen a ti”.
¿Cuál es tu caso?