Seleccionado, por la vía de la consulta, el proceso interno del PLD conduce a una interpretación singular respecto de los candidatos presidenciales y el método para determinar la legitimidad democrática de los potenciales aspirantes a la primera magistratura de la nación. Culturalmente, constituye un acto de regresión política la fascinación que exhiben exponentes de la selva partidaria que, en pleno siglo 21, se inventan fórmulas excluyentes de la verdadera participación popular.
Recostados en las alternativas que presenta la ley, lo cierto es el afán de burlar la consideración del espectro interno, útil para aspectos de la conveniencia en materia de elecciones generales, pero altamente riesgoso en la medida que las bases de las organizaciones pueden examinar el comportamiento de sus dirigentes, y con efectividad, vengarse de sus abusos y petulancias. Aquí, los responsables de encauzar la democracia partidaria incurren en el desliz de reducir el ámbito de la participación plural, dándole un sentido corporativo y de reparto de clanes en cuotas que deben ser validadas por los actores que cada día perciben sus derechos aniquilados, porque el amo de turno no disfruta del espíritu competitivo sino de su marcada vocación autoritaria decidiendo sobre candidaturas presidenciales, municipales y congresuales.
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Observo que los peledeístas estaban con la consulta y posterior elección de su potencial candidato, estableciendo las bases de una acción táctica inteligente debido a un aspirante formal en capacidad de poner a pensar a la organización y la sociedad de que se inició el relevo. Y aunque el disimulo existe, el elegido reduce la capacidad de maniobra de Danilo Medina. Además, el acontecimiento político revela lo que las élites partidarias conocen e intentan esquivar: la base de los partidos siempre reacciona con ira, cuando identifican los clanes y/o cabeza del desdén y trato vejatorio al hacedor de triunfos, tradicionalmente ignorado.
La elección de Abel Martínez no podrá ser ignorada por las instancias partidarias llamadas a determinar los candidatos presidenciales para 2024. Los ministros, directores y funcionarios, siempre estarán dispuestos a encontrar las formas de extender el régimen de sus privilegios. Ahora bien, será la sociedad y una cuota importante de las franjas partidarias las que podrán identificar los apóstoles de la simulación que, pretenden democratizar la sociedad, sin someterse a la validación de sus estructuras internas. En el PRM, esencialmente los que están en el poder, andan buscando los mecanismos para estructurar una situación de hecho que obstruya la posibilidad de que las bases voten.
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