Busco que mi columna ALERTA motive la crítica y autocrítica, con el libre intercambio de ideas que enriquece los temas tratados. Por ello, si un lector me envía un escrito con la extensión, forma y contenido adecuados lo publico.
Hoy, publico uno enviado por el dominicano Claudio Cohén, compositor de excelentes canciones, como “Bebo despacio, magistralmente interpretada por nuestra Patricia Pereyra: https://www.google.com/search?q=Patricia+Pereyra%2C+bebo+despacio&oq=Patricia+Pereyra%2C+bebo+despacio&aqs=chrome..69i57.7733j0j7&sourceid=chr . Veamos:
“BOB DYLAN: UN ICONO DEL ARTE CONTESTATARIO
Con mi conocimiento de causa como cantautor, digo: tan sólo una canción, “A hard rain is gonna fall”, hubiera hecho merecedor a Bob Dylan del Nobel de Literatura. Además de ser una canción llena de poéticas imágenes y analogías, enfrenta al sistema (simbolizado por el hijo de ojos azules) y advierte del peligro nuclear. Resumo atrevidamente la inmensa riqueza literaria contenida en este tema.
Dylan es fundamentalmente un poeta, dotado de un talento muy peculiar para musicalizar sus versos, con una forma de cantar única y un metal de voz en media frecuencia alta.
La duración de casi siete minutos de “A hard rain is gonna fall”, evidencia que su finalidad no fue ajustarse a las leyes del mercado, sino proponer una obra artística trascendente para la humanidad.
SU ESTILO INFLUYÓ SOBRE NUESTRO LUIS DÍAS.
Bob Dylan fue uno de los puntos de partida de Luis Días. Recordemos tan solo el uso de la armónica y los rasgueos de sus primeras canciones, orientadas al folk rock.
En el 1963, cuando Dylan publica su canción, los Beatles estaban haciendo canciones de amor, con muy pocos toques existenciales. Esta visión filosófica en los chicos de Liverpool vendría después, casi a finales de los 60s.
Mientras en Europa las letras de las canciones respondían a la realidad política y social, resacada por los horrores de la Segunda Guerra Mundial, pero exenta de la presión de la guerra de Vietnam y las amenazas atómicas, en la juventud norteamericana sucedía lo contrario, y esto motivó un arte y una literatura más contestatarios, desde inicios de la referida época.
La literatura figurativa contenida en las canciones anglosajonas, hace que las mismas sean como ventanas abiertas a la imaginación, con el uso de muchos versos en apariencia inconexos.
THE DOORS PARECIERON HEREDAR LA CRUDEZA DE LAS LETRAS DE DYLAN
La canción “The end”, de los Doors, por ejemplo, fue un tema épico que retrató el temor al fin de la humanidad y también la brecha generacional entre padres e hijos (“father, I want to kill you” = “Madre, quiero hacerte el amor”).
Posteriormente, “The end” fue el tema de la película de Francis Ford Coppola, “Apocalipsis Now”.
Esta pieza, con una duración de casi doce minutos, siento que hereda el espíritu contestatario de Dylan.
Llama la atención la duración extensa de estos temas, con esquemas propios de la llamada “música clásica” y que fueron varios los grupos que abordaron esta tendencia de piezas de larga duración (PinkFloid, Yes, Genesis, Jethro Tull, Emerson Lake and Palmer, entre otros).
El grupo Queen aparece mucho después con una de las canciones más hermosas y emblemáticas de los 70s (1975), “Rapsodia Bohemia”, dotada de una riqueza musical excepcional y letras cargadas de poesía que reflejaron el existencialismo y el nihilismo que vivió la juventud, bajo el horror del fin de la guerra de Vietnam, los escritos de Sartre, las elucubraciones de Louis Pawell, el peligro nuclear que nos hacía soñar con tener un búnker, imbuidos por una depresión política.
DYLAN ME INFLUENCIÓ POSITIVAMENTE
A inicios de los 70s, cuando empecé a componer, tres cantautores influyeron en mis letras y mi forma folk rock de tocar la guitarra: James Taylor, Serrat y sobre todo Bob Dylan.
Grandes cantautores latinoamericanos como Fito Páez y Silvio Rodríguez reconocen también la influencia que Dylan ejerció en ellos y celebran la adjudicación del Premio Nobel.
Había motivos en América para asumir una ideología y reaccionar al sistema, que ya tenía sus tentáculos sobre nuestro deseo de ser libres y decidir nuestro destino: la utopía de un mundo mejor que ahora se ha convertido en pesadilla e impotencia.
En suma, todo esto que narro emotivamente tiene un solo punto de partida: Bob Dylan.
Por eso su merecido reconocimiento”.
Gracias, estimado amigo Claudio, por tu valioso aporte. Y ojalá otros lectores se motiven a escribir comentarios como este, para darles espacio en ALERTA.