ALERTA. Fin de la  primera parte del poema de Eurídice Canaán

ALERTA. Fin de la  primera parte del poema de Eurídice Canaán

Juan Freddy Armando

SIGO CON LA GRANDIOSA PIEZA “STHEPHANI… LAS HOJAS”

Como saben quienes leen esta columna, el domingo pasado inicié la publicacióndel excelente poema “Sthephani… las hojas”, de la escritora dominicana EurídiceCanaán Fernández. Expuse dos de las secciones de la primera parte, y ahora lacompleto con las dos restantes. El próximo domingo, vengo con la segundaparte.

LA NOCHE

La noche corazón muerto del mundo lo llamaba. Sthephani fue a la noche.

Desnudo, sobre el pasto, con las piernas abiertas y las manos abiertas para sentirque todo en la vida había que tocarlo para sentir el espesor de la alegría y el gordo de la culpa, había que tocarlo. Las manos tenían pulmones y se bebían elmovimiento de la noche. Abría las manos, como nidos entretejidos de amorypaciencia— estiraba los dedos, los recogía .. . su vientre se contraía— su pielemanaba los efluvios de la imperceptible y delicada onda que bajaba o subía delSexo Universal y cósmico. Era muy leve y muy profunda. Era plena y cuando elmagnetismo de su presencia respondía al llamado de su interior borrascoso, elmisterio se hacía carne nocturna, carne sí . . . llena de Deseos fuertes y macabros,pero ante su magnetismo animal . . . ella se quedaba en suspenso … como si loshilos del pecado la redimieran, entonces… descansa, fina… leve… admitía…Y cedía…

Y sentía… Y sin tocarlo apenas lo llamaba con los ojos, sin estrellas

los ojos, lo tocaba…

Dedicatoria del libro Los monstros sagrados de Euriedice Canaaen a Juan Freddy Armando

—Sthephani…

Sí, Sthephani…

Y el suspenso del Mundo en su mirada. Y el rumor del silencio en su distancia. Azul, lejana, presente, carne y pétalos … suave . . . leve y suave . . . como la más radiante estrella.

—Sthephani…

Y el dolor… el quejido…

—Ven…—

Y lo vencía.

Lo vencían sus susurros al oído, plumas, alas . . . y espuma.

—Cerca …—.

Y la sensación misma del viento embriagante lo rendía en

sus brazos cálidos, era tan cálido el Amor y la Noche, eran

tan robustos el árbol y los nidos. La sensación de cercanía,

el perfume a carne delirante, el latir de las entrañas de

los Hombres y la Noche, la Noche y la lengua roja, la

Noche y los derroteros sangrantes del vértice infernal, los

muslos y lo torpe . . . era el fuego latiendo, la Noche

voluptuosa, la entrega . . . y el lobo misterioso comiéndose

las pulpas, y las estrellas desgarradas y desnudas, llorando, gimiendo…

Noche …

Noche… mi alma…

Noche … mi ser, mi yo, mi otro, mi mañana…

Y el quejido metiéndose en los huesos, en los tuétanos de la Noche: canta..: Leche cósmica… salobre, agria… tibia…

¡Ay Sthephani… el muro…! ¡Rómpelo Sthephani…

Vuelve a tu Noche silenciosa, tienes la carne virgen…

y sangra la mentira..!  ¡Sthephani… mi gusano de

ternura…! ¡Mi Sthephani, mi cuerpo, mi entraña. . .

¡Dolor..! ¡Dolor por ti… rabiosamente los perros de

STHEPHANI LA LOCURA

Ya no era otra cosa que el cielo enloquecido. Había un rostro macizo colgando delfirmamento. Babeante, lujurioso, pleno… Corría Sthephani como un caballoazotado por diez mil espuelas  — en la carne, en los brazos, en los ojos, espuelas de cristal rasgando su boca, tijeras de dolor buscando el vientre para sajarlo en llamas; el campo… fuerte y enloquecido se extendía… ¡Aléjate… ¡Cércame…! Se extiende tanto…! ¡Sí, están ahí los árboles acusándome, están inclinando y mugiendo sus maderas y sus cáscaras, se doblan retorcidos tienen los cabellos rotos y enredados, encrespan sus cabezas, luego la inclinan… ¡Corre Sthephani!

¡Alcanza la locura… ! ¡Se va… no la dejes… cercénala…! Bésale los pies alos ríos turberculosos, babéale las piernas a las Lilas, zambulle… traga…trágate la melancolía…! Locos los caballos y los ruiseñores, locos los troncosllorando su ancianidad y su veneno; locos los caminos de consciencia terrosa y cuerpo cimbreante… ¡El cielo, las ponzoñas, las maniguas, los cimarrones, losjobos, las hediondas cañafístolas, y ríe… ríe… el estiércol con su boca perra, filos …! ¡Lo sabía… ahí están los gusanos con sus cabezas paradas percibiendolos pasos… y los pasos corren hacia los gusanos que han devorado lassiembras, y los pasos van formando la molienda de la muerte y van hacia los gusanos… que están formando montañas movedizas, y los pasos llegan, fuertes,impiadosos, rotundos… Y crujen asquerosamente los gusanos, se enredan a los tobillos y los pies se hunden en el cieno oleaginoso de sus pequeñas barrigas… Y aquella maquinaria los sigue pisandocomo uvas y corre el líquido verde como la sangre… corre y humedece losásperos terrones… y el pie enloquecido, aplasta… aplasta… aplasta… a losgusanos que chillan y mugen, que rezan y claman . . . ¡Locura…! ¡Locura sobrela tierra toda… ¡Profundidad… grito… ¡Locura…

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Sthephani…

las hojas mueren…

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Sthephani… se te está muriendo el grillo sobre el muro! ¡Ay Sthephani… el muro…! ¡Rómpelo Sthephani… vuelve a tu Noche silenciosa, tienes la carne virgen … y sangra la mentira . . . ¡Sthephani… mi gusano de ternura… ¡Mi Sthephani, mi cuerpo, mi entraña .. . ¡Dolor…! ¡Dolor por ti … rabiosamente los perros de mi dolor ladrando y ladrando hacia tu hondo laberinto que se pierde!

¡Grita! Sthephani…! ¡Ella…! Ella… Ella…!

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Sthephani yace. Sthephani se está muriendo

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