República Dominicana aplica con legitimidad su derecho a imprimir racionalidad absoluta a la presencia de extranjeros en su territorio reglamentándola desde A a Z y aun conserva provechosamente la condición de hospitalaria; exitosa en turismo y arribo de inversiones.
Contradiciendo la presunción que frecuentemente asalta a dominicanos de que existe la oscura agenda internacional de convertir al país en destino de un éxodo haitiano, Estados Unidos ha optado por reconocer públicamente mediante declaración de su embajada local que: “Respetamos la soberanía del Gobierno de la República Dominicana de proteger sus fronteras e implementar su política migratoria. Nunca hemos solicitado a la República Dominicana que acepte flujos de migrantes indocumentados».
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Una formulación estratégicamente favorable a esta nación reafirmada a través de encuestas en respaldar que sus autoridades, sin abusos, impidan ingresos desproporcionados de viajeros, lo que en este momento precisamente se manifiesta con multitudes movidas mafiosamente por traficantes; delincuencia transfronteriza al máximo captada en el momento o ya en aglomeraciones recién llegadas.
Marco Rubio, senador republicano, es quien, pronunciándose solidario con RD, atribuyó a Washington interés de improvisar albergue a un pueblo despavorido con la ONU de instrumento. EUA acaba de repatriar en el acto como procede a un grupo de inmigrantes que arribó a Florida.