¿Asesinato de Trujillo?

¿Asesinato de Trujillo?

Luis Scheker Ortiz

Se me ponen los pelos de punta y me pongo a punto de estallar cuando observo que muchas personas y, lo peor, medios de comunicación y en particular la prensa escrita osa calificar de “asesinato” la muerte del Generalísimo Dr. Rafael Leónidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva”, entonces presidente de la Republica.

Se comete un desaguisado que no solo atenta contra la ley y la razón por ser aquel hecho histórico todo lo que se quiera, menos un crimen cometido por esos valientes ciudadanos que hartos de esa despótica y funesta dictadura, cruel, represiva, del Generalísimo Trujillo de tantos abusos e iniquidades, decidieron darle termino a sus largos y aciagos 31 años de gobierno represivo, que provocó que un grupo de ciudadanos enardecidos, dispuestos a ofrendar sus vidas para liberar a su pueblo de ese oprobioso régimen, asumieron la temeraria decisión de darle fin a ese historial de crímenes horrendas, deportaciones, encarcelamientos, expropiaciones, saqueos, vejaciones, maltratos, en fin de toda una horda de abuso y represión hasta aquel amanecer del 30 de mayo, 1962 cuando un enardecido grupo de heroicos ciudadanos entre ellos Antonio Imbert Barreras, Pedro Livio Cedeño, Antonio de la Maza, Teniente Amadeo Garcia Guerrero, Salvador Estrella Sadhala, Gral. Rene Román Fernández, Modesto Diaz Quezada, Ing. Antonio Ocaña, Huáscar Tejeda y Tunti Cáceres, decidieron inmolarse, dar su vida si fuera preciso para ponerle fin a esa aberrante dictadura, sin pensar en los males de su familia, sus bienes y todo lo que pudiera acontecer unas vez conocido ese hecho, siendo difundida la muerte de Trujillo por todos los canales, no haciéndose esperar la terrible vendetta del general Ramfis Trujillo contra los autores de esa epopeya, siendo perseguidos a muerte y torturados teniendo Ramfis, que abandona el país para no volver nunca jamás, satisfecha su sed de venganza.

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Fue entonces cuando el pueblo pudo tirarse a las calles, celebrar enaltecido con júbilo y entusiasmo esa memorable hazaña: el ajusticiamiento de Trujillo que recogerá la historia sublimando la liberación de esa funesta dictatura que abrió las puertas de la libertad, la democracia y el bienestar del pueblo dominicano.

Concluyo enfatizando que no se debe confundir el asesinato de una persona, crimen penalizado por la ley como delito grave; con un acto patriótico político de Justicia social, tal fuera el ajusticiamiento de Trujillo, que pretendió eternizase en el poder, reprimiendo a su pueblo hasta la hora de su muerte y derrocamiento de su gobierno dando inicio a una nueva era de libertad, bienestar social político y económico.

La muerte merecida de Trujillo no puede calificarse jamás de asesinato. Todo lo contrario. Fue una heroicidad de aquellos hombres que dieron termino a esa nefasta dictadura, pagando con su sangre su temeraria y frutífera osadía. Asesinato no. ¡Ajusticiamiento, sí.

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