En la llamada era de la 4ta. Revolución Industrial, algunos ensayistas como Klaus Schwab, autor del libro del mismo nombre, entre otros teóricos de la comunicología, afirman que el centro de este contexto social actualmente, son los datos. Sin lugar a dudas, nos atreveríamos también a aseverar esta hipótesis, ya que puede ser comprobada, a partir de la aplicación de técnicas y metodologías de la investigación científica, tanto tradicionales, como las que se sumergen por medio del desarrollo de softwares, las cuales están dando paso a la inteligencia artificial, de la mano con la inteligencia colectiva que participa, colabora, interactúa y se comunica, desde los entornos físicos, hasta los entornos virtuales.
Los individuos como entes de articulación social están cargados desde su contextura ósea, hasta su cerebro, de una serie de informaciones y datos que ponen cada vez más al desvelo los potenciales biológicos y físicos que tiene el ser humano, algunos aun sin descubrirse, pero que no dejan de estar cerca de las capacidades de asombro que pudiéramos experimentar en tan poco tiempo. El genoma humano es una muestra fehaciente.
Ahora, en la era de la comunicación digital, los seres humanos somos parte de un proceso de hibridación entre el mundo físico y virtual, lo que demuestra una vez más, la mutación que estamos viviendo. Múltiples análisis y experimentos están dando luz a la neuro y tecno ciencias, a partir de interpretación y procesamientos de datos, para arrojar resultados, pronósticos y predicciones nunca antes imaginables, tales como problemas, enfermedades, calamidades, desastres naturales. Pero así soluciones viables a estos, ante la implementación de estrategias de prevención y mitigación de riesgos.
Esto quiere decir que, el potencial de los datos y la bigdata que circula en la red, no solo desde el enfoque cuantitativo, sino desde el cualitativo, como es la expresión verbal, las manifestaciones de palabras y metadatos claves que los entes sociales transmiten, difunden y comunican; conlleva a un análisis sociolinguístico profundo, el cual también otorga a la inteligencia artificial, mayor capacidad para transformar los conocimientos, los sentimientos y las emociones de la gente, a partir de los comportamientos, actitudes y prácticas expuestas en la internet, vía sus entornos y sus narrativas digitales.
El estudio de la sociología de la comunicación, vista desde este contexto, nos posiciona en una mirada crítica, para ver más allá del internet de las cosas, porque ya no sólo se trata de protección de datos personales, sino de proteger la integridad de los seres humanos y, de que fenómenos, por ejemplo, como la nanotecnología contribuyan en el plano de la salud de la gente, porque los datos pueden aportar valor indudablemente, si se utilizan para la búsqueda de bienestar y bien común, desde todos los ámbitos del saber.
La bigdata desde esta cosmovisión puede aportar también al desarrollo del periodismo de datos y, este a su vez puede otorgar empoderamiento a los ciudadanos en la sociedad de la información y el conocimiento. Países como Europa lo experimentan y la República Dominicana no se queda atrás, ante el desafío de contrarrestar las “fake news” o noticias falsas, así ante el reto de salvaguardar la democracia participativa de los conciudadanos.
Entonces, si el mundo de las tecnologías de las comunicaciones está transformado a la humanidad y sus distintos estilos de vida, es momento de hacer una “profilaxis” que contrarreste los procesos de “infoxicación” o información tóxica que también pueden desvirtuar los datos. Les invito a una reflexión táctica, solo cuesta detenernos a pensar. La autora es doctora en Comunicación y Educación Digital.