La práctica clientelar exhibida sin límites y sin frenos por parte de funcionarios peledeístas carcome y destruye las instituciones públicas y cada vez más las hace menos creíbles y confiables.
El saqueo, despilfarro y dispendio del erario se ejecuta ante los ojos de todos y sin que existan sistemas y regímenes de consecuencias, lo que ha abierto el camino ancho y fácil de la impunidad que se manifiesta en el día a día en las presentes autoridades gubernamentales.
Cómo no indignarse un pueblo que recibe la información de que en el Ministerio de Relaciones Exteriores hay decenas de asesores del ministro, entre ellos trece exdiputados que devengan salarios que oscilan entre los cien y los ciento cincuenta mil pesos mensuales. Su única calidad mérito y competencia es ser dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y que son parte de ese “consorcio empresarial”, denominado en el otrora “jacho prendío”. Por concepto de ese desfalco el Estado erogaría la friolera suma de $17,400 millones de pesos al año.
La cosa no se queda ahí recientemente la saliente presidenta de la Cámara de Diputados, Lucia Medina, hermana del presidente de la República, dijo en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, que en la gestión de su anterior incumbente, Abel Martínez se desaparecieron $1000 millones de pesos, lo que significa que nadie sabe quién se lo llevó, pues según Lucía Medina ese dinero no está en las reservas de la Cámara de Diputados.
La secuencia de esos actos de corrupción es desgarradora, por ejemplo, de acuerdo con los informes de ejecución presupuestaria de la Cámara de Diputados, del 1 de enero al 30 de junio, del vigente año, ésta ha dispuesto de $110 millones de pesos para gastos de viáticos, aunque en el presupuesto original de este año 2017 el monto por ese concepto debió ser para ese mismo período de $64,138,045.
Una institución como el Ministerio de Educación que debía ser sagrada, impecable y transparente en su gestión y dinámica ejecutora, por la elevada misión que está destinada a desempeñar a favor del pueblo dominicano, también muestra signos de opacidad y clientelismo al pagar a falsos maestros con fines electoreros y de campaña. En esa institución campea por sus fueros las famosas nóminas y nominillas parasitarias, en desmedro de la calidad docente, instructiva y pedagógica de ese Ministerio.
Vean ustedes a los extremos que estamos llegando, con un gobierno insaciable, glotón, despiadado y que con su práctica lo está corrompiendo todo. Estas son simples muestras de acciones irregulares, de las tantas que están ocultas y que aún ni los medios más perspicaces y agudos en la búsqueda de información han podido acceder.
El sacerdote Carlos Piantini, seguidor constante del movimiento Marcha Verde, desde el púlpito expresó que “por donde quiera que se puya al gobierno brota pus debido a la podredumbre en que se encuentra como consecuencia de la corrupción; estamos jartos, en buen dominicano, de que nos engañen con la corrupción, estamos cansados y esto hay que cambiarlo”.
Es mi interés que ustedes apreciados lectores conozcan el ascenso meteórico de la percepción que va teniendo cada ciudadano, y los niveles de conciencia y sensibilidad que sobre el tema de la corrupción éstos se van apropiando. Veamos: según la “Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples” (En Hogar), que realiza la Oficina Nacional de Estadísticas, en el año 2005, solo el 10.7% de la población ubicó el tema de la corrupción como su principal problema; en el 2015, la ONE volvió sobre el mismo tema y resulta que en esa ocasión el 26.5% de las jefas o jefes de hogar identifico la corrupción como su principal problema.
Hay que destacar que en el año 2015 no había estallado el mega escándalo de Odebrecht y Punta Catalina, ni había tomado los ribetes de trascendencia nacional e internacional de diciembre de 2016, mucho menos se había producido el fenómeno de las multitudes indignadas en las calles con el surgimiento del movimiento denominado Marcha Verde. Por lo tanto, esos niveles de percepción del año 2015, sobre el incremento de la corrupción en el gobierno peledeísta, de hacerse otros estudios, en la actualidad, sus resultados serían escalofriantes para el gobierno de Danilo Medina y el PLD.
Las botellas, asesores y viáticos pagados por recompensas de campañas electoralistas y politiqueras son una muestra fehaciente del descalabro moral e institucional del gobierno peledeísta.
Finalmente quiero citar al destacado economista Pavel Isa Contreras, cuando expresa: “la gente está ávida de que el Estado provea bienes públicos fundamentales y esos bienes públicos los provee recaudando, pero con el manejo del Estado que estamos viendo, la gente está totalmente incrédula, y con toda razón”.