Y algunos están rechazando pacientes con el coronavirus
Desde el comienzo de la pandemia, Haití había confundido a los expertos: tasas de infecciones y muertes relativamente bajas pese a su devastado sistema de salud, una ausencia total de vacunas y un desdeño casi total hacia las medidas de prevención, como mascarillas y distanciamiento social.
Ya no es así. Los pocos hospitales haitianos que tratan casos de COVID-19 se han visto tan abrumados en días recientes que están rechazando a pacientes, al tiempo que los planes para abrir otro hospital tratar a los infectados han sido aplazados.
Las cifras oficiales siguen siendo relativamente bajas para un país de más de 11 millones de personas: apenas 2,271 casos y 62 muertes han sido registrados en el último mes en datos del gobierno colectados por la Universidad Johns Hopkins. Un total de 15,700 casos y más de 330 muertes han sido reportados desde inicios del año pasado.
Pero los expertos coinciden en que esas cifras no reflejan la escala real de lo que dicen es el mayor incremento de casos desde que llegó el virus al país caribeño.
El gobierno declaró una emergencia de salud el 24 de mayo e impuso un toque de queda y otras medidas de prevención, aunque pocos haitianos parecen estar respetándolas. La mayoría evitan usar mascarillas —o no las pueden adquirir— y es casi imposible mantener distanciamiento cuando se está de compras en mercados llenos o cuando se va en los autobuses que la mayoría de los haitianos usan para transportarse.
“No hay tiempo que perder”, dijo Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de Salud, que trabaja con el gobierno para incrementar las pruebas para identificar y aislar a infectados: una tarea difícil en un lugar donde pocos creen que pueden darse el lujo de enfermarse. Sanorah Valcourt, una madre y peluquera de 27 años, dijo que se sintió mal durante dos semanas el mes pasado, con fiebre y síntomas como la pérdida del sentido del gusto, pero que no se sometió a pruebas.