Primero estallaron cientos de beepers y un día después lo hicieron un gran número de walkie-talkies.
Las explosiones, ocurridas durante dos días seguidos, mataron al menos a 37 personas y dejaron más de 2.450 heridos, incluidos cientos que perdieron sus ojos, dedos y manos.
El gobierno libanés y Hezbolá -el partido político islamista chiita respaldado por Irán- atribuyeron los ataques a Israel.
El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, describió este jueves los ataques con dispositivos como «terrorismo puro» y los calificó como «crímenes de guerra o al menos una declaración de guerra«.
«Dios es misericordioso y evitó más muertes y heridos. Varios beepers estaban fuera de servicio o apagados. Algunos no habían sido asignados y todavía estaban almacenados», precisó.
Algunos funcionarios de gobiernos occidentales han respaldado la versión de que los israelíes instalaron explosivos en los dispositivos antes de que les fueran entregados a Hezbolá.
Expertos estiman que el complejo ataque parece haber sido planeado meticulosamente por meses.
Este jueves aún no estaba claro si la serie de ataques había culminado.
Pero lo que ya se sabe es que Israel está «abriendo una nueva fase en la guerra» centrada en la frontera norte del país, según confirmó en un comunicado Yoav Gallant, el ministro de Defensa israelí.
«El centro de gravedad se está desplazando hacia el norte a través del desvío de recursos y fuerzas», añadió el funcionario en las declaraciones que brindó en la base aérea Ramat David, en el norte de Israel.
Paralelamente, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron que estaban desplegando su 98 División, considerada como una unidad de élite, en el norte de Israel.
Esta división formó parte de la ofensiva israelí en Jan Yunis, una ciudad en la Franja de Gaza, desde principios de diciembre del año pasado hasta abril de este año.
Sus paracaidistas y la división de comandos se unirán a la 36 División bajo el Comando Norte en medio de crecientes tensiones entre Hezbolá e Israel.
Según expertos, esto aumentará significativamente la capacidad ofensiva de Israel en su frontera norte; otras dos divisiones seguirán centradas en Gaza.
Israel y Hezbolá han intercambiado ataques casi a diario desde octubre del año pasado, cuando Israel le declaró la guerra a Hamás tras la incursión de este grupo palestino en su territorio.
Estos ataques han obligado a evacuar civiles en los dos lados de la frontera: el norte de Israel y el sur del Líbano, sede del poder de Hezbolá.
Según informó Daniel de Simone, corresponsal de la BBC en Jerusalén, cerca de 60.000 israelíes han sido desplazados por los ataques de cohetes y drones lanzados por Hezbolá.
«A comienzos de esta semana, el gobierno de Israel convirtió el regreso a sus casas de estos desplazados en un objetivo clave de la guerra y Gallant dejó claro que una acción militar será la única opción, si fracasa la diplomacia», agregó De Simone.
Las palabras de Gallant no dejaron lugar a dudas sobre la posición de su gobierno: «Necesitaremos coherencia a lo largo del tiempo, esta guerra exige mucho coraje, determinación y perseverancia».
Además, el ministro de Defensa precisó que los objetivos de la guerra de Israel en el norte son «claros y simples: devolver a los residentes de las ciudades del norte a sus hogares sanos y salvos».
«Lo necesario»
Estas no son las únicas declaraciones que sugieren una escalada que, según expertos, podría desembocar en una guerra total con Hezbolá.
En una breve declaración después de la segunda ronda de explosiones, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, manifestó: «Dije que devolveríamos a los residentes del norte (de Israel) sanos y salvos a sus hogares, y eso es exactamente lo que haremos».
Por su parte, el jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel, Herzi Halevi, advirtió con una retórica similar que su país tiene «muchas más capacidades» que aún no han sido utilizadas en la lucha contra Hezbolá.
«Estamos muy decididos a crear las condiciones de seguridad que permitan que los residentes (del norte de Israel) regresen a sus hogares, a las ciudades, con un alto nivel de seguridad, y estamos dispuestos a hacer lo que sea necesario para lograrlo», apuntó Halevi en un vídeo publicado por las FDI.
Israel no suele comentar sobre sus operaciones de inteligencia en el extranjero y no ha reivindicado ni negado su implicación en las explosiones de beepers y walkie talkies.
Pero varias fuentes afirman que la agencia de espionaje israelí, el Mossad, está detrás de esta nueva ofensiva.
Lo ocurrido en el Líbano en las últimas horas han sido ampliamente condenados por varios líderes mundiales, incluido el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, calificó los ataques como una «grave violación de la soberanía libanesa y un crimen según todos los estándares».
Por su parte, el Alto Representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, detalló en un comunicado había conversado con el ministro de Asuntos Exteriores libanés, Abdallah Bou Habib, sobre la situación.
«Aunque los ataques parecen haber sido selectivos, han provocado daños colaterales cuantiosos e indiscriminados entre la población civil: entre las víctimas hay varios niños«, indicó Borrell.
El funcionario de la UE añadió que los recientes ataques podrían «poner en peligro la seguridad y la estabilidad de Líbano y aumentar el riesgo de escalada en la región».
«La Unión Europea hace un llamado a todas las partes interesadas para que eviten una guerra total, que tendría graves consecuencias para toda la región y más allá», concluyó.
Los temores a un conflicto más amplio
Aunque el gobierno israelí mantiene su silencio habitual tras los ataques a dispositivos móviles en Líbano, los comentaristas han aprovechado la oportunidad para compartir sus hipótesis, informó el analista de Seguridad de la BBC Paul Adams.
En los periódicos israelíes abundan los análisis sobre cómo queda el conflicto latente de Israel con Hezbolá y lo que podría suceder a continuación.
Ehud Yaari, un analista veterano sobre asuntos árabes, afirma que los ataques han creado una «oportunidad única» para que Israel actúe con decisión contra Hezbolá y sus vastos arsenales de misiles.
Los sistemas de comunicación del grupo están fuera de servicio y un gran número de sus comandantes de campo están heridos, algunos de gravedad.
«La situación actual no se repetirá en un futuro próximo», aseguró Yaari en el sitio web de noticias israelí N12.
«En pocas palabras, Hezbolá se encuentra actualmente en su peor situación desde el final de la Segunda Guerra del Líbano en 2006″.
Adams informó que el gobierno israelí dice que su foco militar se ha desplazado hacia el norte.
«Pero la guerra en Gaza continúa y no se sabe cómo Israel pretende explotar lo que es visto como un raro momento lleno de oportunidades», concluyó el analista de la BBC.
«Es un triunfo táctico de Israel»
Ha sido el año más mortífero en el conflicto entre israelíes y palestinos desde 1948, cuando Israel luchó y ganó su guerra por la independencia, y este es uno de los momentos más peligrosos desde que Hamás atacó a Israel el 7 de octubre del año pasado.
Dicho ataque a la red de comunicaciones de Hezbolá es una victoria táctica para Israel, el tipo de golpe espectacular que se podría leer en una novela de suspenso.
Sin embargo, hay un inconveniente estratégico potencialmente grave para Israel, porque si bien esto humilla a la poderosa milicia y al movimiento político libaneses, no los disuade.
Y no se acerca al objetivo estratégico de Israel de detener los ataques de Hezbolá y permitir que los más de 60.000 israelíes de la frontera norte que no han estado en sus casas durante casi un año regresen a sus hogares.
Pero información publicada por Al Monitor, un respetado boletín de Medio Oriente, dice que el ataque no se produjo de la manera que esperaban.
El plan original, afirman, era que tras las explosiones, Israel realizara ataques devastadores mientras Hezbolá todavía se tambaleaba.
El ataque con buscapersonas, aseguran estos informes, iba a ser la andanada inicial de una gran escalada, como parte de una ofensiva o tal vez una invasión del sur del Líbano.
Pero estos mismos reportes señalan que Hezbolá estaba empezando a sospechar, lo que obligó a Israel a lanzar estos ataques antes de tiempo.
Así que los israelíes han demostrado que pueden infiltrarse en las comunicaciones de Hezbolá y demostraron que pueden humillarlos, pero estos ataques no alejan a la región ni un centímetro más de una guerra total, sino que la acercan.
Todo en este momento en términos de desescalada en Medio Oriente depende de Gaza.
Mientras esa guerra continúe -ya sea el conflicto con Hezbolá en Líbano, los ataques de los hutíes en el mar Rojo o las tensiones con Irán- nada va a contener la escalada.
El enviado estadounidense a Líbano, Amos Hochstein, ha trabajado diligentemente durante meses, hablando con los libaneses e indirectamente con Hezbolá y los israelíes, para tratar de encontrar una manera de reducir la escalada de forma diplomática.
Y, presuntamente, los israelíes no informaron a EE.UU. sobre lo que estaban haciendo con este plan hasta el último momento, por lo que esto tampoco ayudará a sus esfuerzos.
Las dificultades para alcanzar un cese al fuego
Las predicciones estadounidenses de que se acerca un alto al fuego en Gaza han vuelto a chocar con dos objetivos aparentemente inamovibles.
Uno es el del líder de Hamás, Yahya Sinwar, que quiere que Israel se vaya de la Franja de Gaza de forma permanente, así como una gran liberación de prisioneros palestinos a cambio de los rehenes israelíes que quedan en la Franja.
El otro es el del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, quien se ha mantenido firme en su insistencia en que Israel puede y va a obtener una victoria total sobre Hamás.
El consenso en Israel es que él se beneficia de prolongar la guerra, a pesar de la presión de las familias de los rehenes y sus partidarios para que se llegue a un acuerdo que permita que su gente regrese a casa.
Los aliados ultranacionalistas del primer ministro en su coalición también han amenazado con derrocar al gobierno si llega a un acuerdo.
Israel y sus aliados insisten en que llevar la guerra a sus viejos enemigos, el Hezbolá libanés, es un acto totalmente legítimo de autodefensa.
Pero en Líbano y en toda la región reina la furia y la alarma, pues los ataques de Israel parecen haber sido lanzados sin preocuparse demasiado por los transeúntes y los familiares que han resultado heridos y muertos junto con los combatientes de Hezbolá.
Imágenes de una cámara de seguridad mostraron la explosión de un buscapersonas en un mercado con bastante gente cuando el propietario del dispositivo compraba comida.
En Líbano informan que una niña murió cuando explotó el buscapersonas de su padre.
Hezbolá se está recuperando de los ataques, pero pronto se recompondrá como organización y encontrará otras formas de comunicarse.
Líbano es un país pequeño y las personas pueden trasladar mensajes fácilmente.
Sin duda, Hezbolá y sus aliados en Irán, cuyo embajador en Beirut resultó herido en el ataque, se estarán lamiendo las heridas en este momento.
Pero una vez más, la región ha sido empujada al borde de una guerra total.
Tarde o temprano, si esto continúa, caerán por el precipicio.
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