Cómo la alimentación puede impactar en la salud mental y la depresión

Cómo la alimentación puede impactar en la salud mental y la depresión

El vínculo que existe entre lo que comemos y cómo nos sentimos ha sido objeto de un creciente interés en los últimos años. Investigaciones recientes demuestran que una alimentación equilibrada no solo es clave para mantener un cuerpo sano, sino que también desempeña un papel crucial en la salud mental, especialmente en la prevención y el manejo de la depresión.

La depresión es un trastorno complejo que,  según cifras de la Organización Mundial de la Salud, en el 2023 afectaba a alrededor de 280 millones de personas en todo el mundo. Aunque sus causas son multifactoriales- factores genéticos, psicológicos y ambientales – la dieta puede influir significativamente en su desarrollo y tratamiento. Estudios han demostrado que ciertos patrones alimenticios, como la dieta mediterránea, están asociados con un menor riesgo de depresión. Esta dieta, rica en frutas, verduras, cereales integrales, pescado y aceite de oliva, proporciona nutrientes esenciales que contribuyen al buen funcionamiento del cerebro.

Por otro lado, el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares refinados, grasas saturadas y aditivos, se ha relacionado con un aumento en los niveles de inflamación en el cuerpo. La inflamación crónica puede interferir con la producción de neurotransmisores, como la serotonina, conocida como la «hormona de la felicidad». Esto puede agravar los síntomas depresivos y afectar el estado de ánimo.

Nutrientes específicos también juegan un rol importante. Por ejemplo, los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados como el salmón, sardinas, tuna y en nueces, están vinculados con una mejor salud cerebral. Las vitaminas del complejo B, como el folato y la vitamina B12, y minerales como el zinc y el magnesio, también contribuyen a regular el estado de ánimo y la función cerebral.

Una alimentación saludable, adecuada hidratación y ejercicio cumpliendo con al menos los requerimientos mínimos de 150 minutos a la semana de actividad física de intensidad moderada, no sustituye el tratamiento médico o psicológico de la depresión, pero puede complementarlo de manera significativa. Adoptar hábitos alimentarios saludables puede ser un primer paso para mejorar el bienestar general y prevenir problemas de salud mental.

Lo que comemos tiene un impacto directo en nuestro cerebro y en cómo nos sentimos. Priorizar alimentos frescos y nutritivos no solo beneficia al cuerpo, sino también a la mente, ayudando a construir una base más sólida para enfrentar los desafíos emocionales. Comer bien es cuidar de uno mismo en todos los sentidos.  Esta columna es la sección educativa de la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo.   Escribe tus preguntas a: articulos@gmail.com / @sodonuclim. 

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