Para que las articulaciones funcionen correctamente, necesitan del cartílago, un tejido resbaladizo que cubre los extremos de los huesos, amortigua los impactos y ayuda a que las articulaciones se muevan con facilidad.
El doctor en Ciencias Joaquin Sanchez-Sotelo, cirujano ortopedista de Mayo Clinic, señala que muchas personas pierden cartílago con la edad, pero esto no significa que inevitablemente deban someterse a un reemplazo articular. Aquí presentamos algunos consejos para mantener la salud de las articulaciones.
El cartílago se deteriora por varios motivos, indica el doctor Sanchez-Sotelo. Algunas personas nacen con huesos cuya forma es anormal o con cartílagos que tienden a ser más débiles.
La obesidad, el uso excesivo o las lesiones causadas en accidentes también pueden dañar las articulaciones y el cartílago.
«Cuando el cartílago se deteriora, el cuerpo forma espolones óseos», explica Sanchez-Sotelo. «Esta es una reacción al problema subyacente principal, que es el deterioro del cartílago.
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Los espolones óseos pueden golpearse entre ellos y causar dolor. Muchos pacientes se obsesionan con los espolones óseos, pero hablar de ellos no resuelve el problema, salvo en raras ocasiones».
La pérdida del cartílago articular es la esencia de lo que se llama osteoartritis, un trastorno articular común.
El Dr. Sanchez-Sotelo afirma que la mayoría de sus pacientes con osteoartritis tienen alrededor de 60 años cuando van a ver a un profesional de la atención médica porque tienen síntomas que se fueron desarrollando con el tiempo, como dolor en las articulaciones, rigidez y pérdida de movimiento.
Sanchez-Sotelo indica que se puede tomar medidas para proteger las articulaciones antes de llegar a esa edad. Fortalecer los músculos que las rodean puede ayudar a aliviar la carga sobre las articulaciones.
Sin embargo, las personas que hacen ejercicio con mucha exigencia, como jugadores de fútbol Americano y fisicoculturistas, tienen un mayor riesgo de desarrollar artritis.
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«La exigencia en el ejercicio debe ser razonable», aclara Sanchez-Sotelo. «Debe encontrar el punto en el que los músculos están sanos, flexibles y fuertes de manera que protejan las articulaciones, pero no sobrepasarse».
Mantener un peso saludable es importante, ya que la obesidad es un problema para las articulaciones. La glucosamina y la condroitina son suplementos que se toman habitualmente para el dolor articular, pero no hay pruebas convincentes de que funcionen, asegura Sanchez-Sotelo.
El médico ofrece estas sugerencias para controlar el dolor artrítico:
- Modifique sus actividades. Si tiene artritis en la cadera o la rodilla, puede intentar andar en bicicleta en lugar de correr, que aumenta el impacto en las articulaciones.
- Alivie la carga sobre las articulaciones con accesorios para caminar. El uso de un bastón puede ayudar a aliviar la carga sobre las articulaciones de la cadera, la rodilla o el tobillo, y reducir el dolor. Una rodillera, que se usa sobre la ropa, pone el peso sobre el lado más sano de la articulación de la rodilla.
- Si el dolor persiste, podría considerar tomar medicamentos de venta libre, como acetaminofén e ibuprofeno. No obstante, tenga en cuenta que pueden causar efectos secundarios, como úlceras o problemas de riñón o de corazón. En términos generales, no se deben usar narcóticos para tratar la osteoartritis.
- Si el dolor continúa, también puede considerar medicamentos inyectables, como cortisona o toradol, que, al inyectarlos en la articulación, alivian el dolor. Recuerde que estos medicamentos tienen efectos secundarios. Asegúrese de hablar con un profesional de atención médica.
- El ácido hialurónico, que también se inyecta, contiene componentes similares a los del líquido que lubrica las articulaciones, por lo que puede reponerlo. Este método ha tenido mejores resultados en la articulación de la rodilla que en la de la cadera o la del hombro.
- Algunas inyecciones, que se promocionan como «medicina regenerativa», incluyen células madre y plasma rico en plaquetas. En la actualidad, muchos consideran que su uso es experimental porque no existen pruebas concretas de su eficacia.
«En el pasado, los adultos mayores simplemente aceptaban el dolor articular», añade el doctor Sanchez-Sotelo.
«Ahora, vivimos más y queremos mantenernos activos en esta etapa. No todos vamos camino al reemplazo articular. Algunas personas de entre 80 y 99 años tienen muy buenas articulaciones».