Respuesta de la terapeuta: La pareja podría cambiar de acuerdo con lo dialogado con su cónyuge y después de agotar un proceso reflexivo y consciente de lo que ambos han considerado como puntos de conflictos.
¿Por qué un proceso reflexivo? En primer lugar, cada miembro debe considerar que es corresponsable, dado que ambos se relacionan e influencian. Es imposible no observar el proceso interrelacionar e interpersonal.
La mayoría de las personas se centran en observar y responsabilizar a la pareja, sin tomar en cuenta su modo de relacionarse, de reaccionar a los eventos estresantes, considerar las respuestas emocionales y hacer los ajustes propios de la adaptación al otro.
Ahora bien, cambiar para complacer al otro, es un riesgo, porque se podría negociar hasta el sentido de la identidad personal cuando no se trata de perderse en ese otro. Hay que preservar el yo y observar cómo se relaciona considerando también el sistema de creencias.
Amar a la pareja no puede estar disociado del amor propio. Tampoco se trata de sobreestimación ni de una hipervaloración que raye en el egocentrismo. La pareja debe mirarse en la danza interrelacionar.
La pareja en el continuum de la relación hace ajustes, reestructuraciones y adaptaciones, y desarrolla habilidades para ajustarse a los diferentes ciclos de vida por los que atraviesa.
Amar es una elección que se sustenta en el principio del apego seguro que calma y ofrece seguridad y confianza.
El amor es un acto consciente sustentado en el ser de cada persona y el compromiso de aceptarse mutuamente.