P: ¿Cuál es el estado mundial de la alimentación infantil?
R: En las últimas tres décadas ha cambiado mucho el mundo en que vivimos: muchas familias han emigrado del campo hacia las ciudades; las mujeres se han incorporado cada vez más a la fuerza laboral estructurada, conciliando las responsabilidades laborales con su función de cuidadoras primarias y, a menudo, con escaso apoyo de las familias, afectando la atención nutricional de los niños.
Las condiciones de vida en nuestro planeta también han cambiado: la crisis del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y los daños causados al agua, el aire y el suelo suscitan ahora la preocupación de si será posible alimentar de manera sostenible a esta generación de niños y a las generaciones venideras.
También hemos cambiado el consumo de alimentos frescos del campo por comidas rápidas altas en grasa, azúcar y sal, bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, con bajo valor nutricional.
La triple carga de la mala nutrición (desnutrición, obesidad y hambre oculta) amenaza a la población infantil, agravándose más al llegar la pandemia del covid-19.
Según el informe “Estado Mundial de la Infancia” (Unicef, 2019), uno de cada tres niños menores de 5 años presenta retraso en el crecimiento, emaciación o sobrepeso y, en algunos casos, sufre una combinación de dos de estas formas de mala nutrición.
Además, se encuentran los niños que padecen hambre oculta (deficiencia de vitaminas y minerales), que puede perjudicar su supervivencia, su crecimiento y su desarrollo en todas las etapas de la vida. El crecimiento de los niños se ve comprometido debido a que muchos no reciben una nutrición adecuada desde la concepción hasta el segundo año de vida, y posiblemente nunca alcancen su pleno potencial físico e intelectual.
El 59 % de los niños no recibe los nutrimentos indispensables para crecer, a partir de los alimentos de origen animal, y el 44 % no come ni frutas ni verduras.
Un 3 % de los dominicanos de 5-19 años presenta desnutrición, y 33 % tienen sobrepeso/obesidad; 30 % de las mujeres de 15-49 años sufren de anemia; y solo un 5 % de los niños recibe lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, la más baja de América Latina y el Caribe, y la cuarta más baja a nivel mundial. ¡Qué vergüenza!