P: ¿Sabe usted cómo ocurre la digestión de los alimentos?

R: La digestión es un proceso físico-químico y mecánico que permite extraer los nutrimentos de los alimentos, desdoblándolos en partículas más pequeñas, que puedan pasar hacia la sangre y finalmente, llegar a todas las células del cuerpo. Después de comer, los alimentos tardan aproximadamente 6-8 horas en pasar por el estómago y el intestino delgado.

En la boca son triturados y mezclados con la saliva y ciertas sustancias químicas, adquiriendo una consistencia pastosa que facilita su paso hacia el estómago, donde continúa el proceso digestivo con la participación del ácido clorhídrico, la pepsina y el peristaltismo gástrico.

Para que los alimentos sólidos puedan salir del estómago hacia el intestino delgado deben ser molidos hasta partículas muy pequeñas de 1-2 mm de diámetro.

Ya en el intestino, el bolo alimenticio se mezcla con el jugo pancreático (rico en bicarbonato y enzimas digestivas), la bilis y las secreciones intestinales, facilitando la degradación de los hidratos de carbono (“carbohidratos”), las proteínas y las grasas hasta partículas pequeñas, que se absorben hacia la sangre y son distribuidas por todas las células del organismo.

Los zumos de frutas y verduras se digieren rápido (10-20 minutos); las ensaladas de frutas tardan unos 30 minutos; y algunas frutas con menos agua y más fibras (cereza, pera, manzana y melocotón) se digieren en 40 min. Otros alimentos, ricos en azúcar y grasa, son de digestión más lenta (60-90 minutos); mientras que papa, víveres, arroz, trigo y quinoa tardan 90-120 minutos.

Los cárnicos (res, pollo, pescado, etc) se digieren en 3-4 horas; y los embutidos podrían necesitar entre 7 y 9 horas.

En general, todo el proceso, desde que se ingiere la comida hasta que sale del cuerpo en forma de heces, tarda de dos a cinco días, según el individuo.

La digestión es controlada por el sistema nervioso; y es por eso que, en situaciones estresantes, cuando hay mayor liberación de adrenalina, la digestión se hace más lenta, provocando estreñimiento y malestar general; y en otras circunstancias, el peristaltismo intestinal se acelera, causando diarrea.

Se recomienda, pues, comer con moderación, en un ambiente tranquilo y sin prisa, controlar los alimentos grasosos, vigilar la hidratación y caminar con regularidad.