P: ¿Qué relación existe entre alimentación, educación y salud?
R: La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebró ayer el Día Mundial de la Salud, invitándonos a unirnos a una nueva campaña para construir un mundo más justo y saludable.
Así, plantea que “en todo el mundo, algunos grupos luchan por llegar a fin de mes con pocos ingresos diarios, tienen peores condiciones de vivienda y educación y menos oportunidades de empleo, experimentan una mayor desigualdad de género y tienen poco o ningún acceso a entornos seguros, agua y aire limpios, seguridad alimentaria y servicios de salud”, considerando que esto “no es solo injusto sino evitable” (OMS-2021).
Se necesita combatir la pobreza, distribuyendo mejor las riquezas e invirtiendo más en educación, promoviendo desde la infancia la adopción de hábitos alimentarios saludables. De poco sirve disponer de suficientes recursos económicos si no conocemos cuáles son las opciones alimentarias más nutritivas, e ignoramos nuestro derecho a disfrutar de una alimentación saludable.
Todavía en nuestros campos se vende el huevo, la gallina y la leche, para comprar gaseosas, maltas, snacks, comidas rápidas y otros productos poco saludables, cuyo consumo favorece la aparición de obesidad, enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades crónicas no transmisibles que amenazan nuestra salud y acortan la vida.
Ciertamente, vivimos en un mundo obesogénico, caracterizado por un alto consumo de alimentos ultraprocesados, hipercalóricos, y la falta de actividad física. Hipócrates, el padre de la Medicina decía: “que tu medicina sea tu alimento y tu alimento tu medicina».
En el origen, el hombre tenía un instinto que le llevaba a alimentarse de forma inteligente; pero ahora se satisfacen sus caprichos, y para solventar sus excesos buscan un médico que les salve de ellos.
También se ha dicho que “la salud empieza por la boca” (pero, también la enfermedad). ¿Por qué se nos hace tan difícil alimentarnos de manera saludable? La causa no es tanto la pobreza, sino la ignorancia y la resistencia al cambio.
La conducta alimentaria es parte de nuestra cultura; se aprende en el hogar durante los primeros años de vida y se va consolidando por la influencia del entorno social, incluyendo las personas con quienes nos relacionamos y la publicidad.
Todos sabemos qué es una alimentación saludable, pero muy pocos la practicamos. Necesitamos una MEJOR EDUCACIÓN ALIMENTARIA, si no pereceremos.