P: ¿Qué relación existe entre los niveles elevados de vitamina B12 y el cáncer?
R: La cobalamina (vitamina B12) abunda en alimentos de origen animal, tales como carnes, pescados, mariscos, leche y huevos; y es esencial para mantener una función corporal saludable, pues participa en la síntesis de hemoglobina, en la actividad de las neuronas y en la formación del ADN.
Si una persona presenta niveles elevados de vitamina B12 en sangre, sin historia de suplementación por vía intramuscular o endovenosa, se deben realizar otras pruebas de laboratorio asociadas a la deficiencia de esta vitamina: volumen corpuscular medio (VCM) de los glóbulos rojos alto, elevación de la homocisteina y/o del metilmalonato, ya que puede haber deficiencia intracelular de B12 aunque sus niveles sanguíneos estén elevados, como sucede cuando falta la proteína encargada de transportar esta vitamina hacia la célula. En estos casos el enfermo tendrá síntomas de hipovitaminosis (calambre, hormigueo, debilidad, anemia, etc).
Entonces, si no hay deficiencia deben realizarse nuevos estudios para determinar cuál es la causa de la hipervitaminosis B12, ya sea cáncer primario o metastásico del hígado, enfermedad hematológica maligna (leucemia, mieloma múltiple), otros tumores, enfermedades hepáticas o renales, etc.
Si estas causas son descartadas es necesario monitorear los niveles de B12 cada 3 meses hasta el año. Por lo tanto, el médico general o de atención primaria debe prestar la debida atención a este tipo de paciente, y referirlo al especialista (internista o hematólogo) quien realizará una evaluación minuciosa; puesto que la cobalamina puede comportarse como un indicador de alerta útil para detectar e identificar algún tipo de cáncer dentro del año siguiente (García A y col. Aten Prim Pract. 2019). La B12 es un factor predictivo de mal pronóstico, y en el caso de los pacientes con cánceres ya diagnosticados, su elevación sugiere progresión tumoral (Aloreidi K y col. S D Med 2018).
En los pacientes con hipervitaminosis B12 la incidencia de cáncer es de 7%, con la siguiente distribución: 25% digestivo, 24% pulmonar y nefrourológico, 25% hematológico y 26% otros cánceres (Arendt JF, PLoS One 2012).
No queremos sembrar pánico, sino llamar la atención, tanto a la población como a la clase médica, para que no minimicen los valores elevados de vitamina B12. ¡Es mejor prevenir que lamentarse!