P: ¿Sabía usted que existe un Síndrome de Realimentación, y que puede ser mortal?
R: La alimentación es el acto voluntario mediante el cual combinamos alimentos de los diferentes grupos, con el fin de obtener todos los nutrimentos necesarios para preservar la salud, crecer y multiplicarnos.
La dieta debe proporcionar las “7 maravillas del mundo de la nutrición”: proteínas, grasas, hidratos de carbono (“carbohidratos”), fibras, vitaminas, nutrimentos inorgánicos (“minerales”) y agua. Dado que el metabolismo celular es continuo y nos alimentamos cada 3-4 horas, el organismo almacena glucosa en el hígado (100-140 g) en forma glucógeno, y grasas en forma de triglicéridos a nivel del tejido adiposo (15-25% del peso corporal), las cuales aportan energía durante un ayuno de 40-60 días.
También el músculo almacena glucógeno (400 g) para utilizarlo durante la actividad física. A partir de las 2h del ayuno el organismo comienza a movilizar el glucógeno del hígado en forma de glucosa, combustible energético utilizado por el cerebro, las células sanguíneas, riñón, corazón, etc.; pero el glucógeno se agota en 24h.
Si el ayuno se prolonga el organismo obtiene su energía a partir de las grasas y las proteínas, que al agotarse, igual que las reservas de vitaminas y nutrimentos inorgánicos, ponen en peligro la vida.
Esto sucede en los pacientes con anorexia nerviosa, diarreas crónicas, desnutrición severa, cáncer, SIDA, huelgas de hambre, hambrunas, etc. Al reiniciarse la alimentación en estos pacientes, por vía oral, a través de una sonda colocada en el estómago o directamente por las venas, se activa el metabolismo celular y aumentan las demandas de fósforo, potasio, magnesio y vitamina B1, cuyas reservas prácticamente están agotadas.
Si estas deficiencias no se corrigen antes de iniciar la alimentación, y el enfermo recibe un exceso de calorías y/o hidratos de carbono, aparece el síndrome de realimentación, cuya mortalidad es alta, y se caracteriza, principalmente por debilidad muscular, dolor abdominal, anemia, glucemia elevada, hinchazón, pérdida de la memoria, confabulación, daño renal, dificultad respiratoria, taquicardia, arritmias, insuficiencia cardíaca y muerte.
En conclusión, las personas con períodos prolongados de ayuno o pobre ingesta alimentaria, y los desnutridos severos, deben reiniciar su alimentación con pocas calorías y progresar lentamente, recibiendo suplementos de vitaminas (B1, complejo B) y nutrimentos inorgánicos (fósforo, potasio y magnesio).