CONSULTORIO DE NUTRICIÓN

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Jimmy Barranco Ventura

P: ¿Por qué no debemos omitir el desayuno?

R: El desayuno es la comida más importante del día porque pone fin al ayuno nocturno de 10-12 horas, durante el cual las reservas hepáticas de glucosa en forma de glucógeno se reducen a la mitad; y de esta forma, el desayuno ayuda a mantener un nivel adecuado de glucosa sanguínea disponible como el principal combustible para el buen funcionamiento del cerebro, en vista de que las neuronas no pueden vivir más de 3-5 minutos sin glucosa.

El desayuno es necesario, sobre todo en los niños, ya que su hígado almacena menos glucosa que el adulto, la cual se agota en 4-6 horas de ayuno.

Así, el niño que no desayuna tendrá una disminución de la atención, la memoria y el aprendizaje debido a la falta de glucosa nivel cerebral; y además, a media mañana, podría presentar mareos, dolor de cabeza, irritabilidad y somnolencia.

El desayuno evita que las proteínas corporales sean utilizadas para formar glucosa, liberando sustancias de deshecho, como amoníaco y urea, que al necesitar agua para eliminarse por la orina aumentan el riesgo de deshidratación.
La importancia del desayuno está resumida en el dicho popular: “Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo”.

Según una encuesta realizada por la Universidad de Ohio (U.S.A) en más de 30 mil adultos mayores de 18 años de edad, las personas que desayunan tienen un consumo diario bajo de calcio, por falta de leche; menos vitamina C, presente en las frutas, y pocas fibras, vitaminas y nutrimentos inorgánicos (“minerales”) presentes en los cereales integrales; siendo más notorias las deficiencias ácido fólico, calcio, hierro y vitaminas A, B1, B2, B3, C y D (Fanelli, S., y col. 2021, Proceedings of the Nutrition Society).

Aquéllos que no desayunaban tenían una dieta de baja calidad, porque consumieron más azúcar y grasas totales en forma de meriendas hipercalóricas, comparados con quienes desayunaban; y sus almuerzos y cenas también fueron hipercalóricos.

Levántate 15 minutos más temprano y disfruta de un desayuno saludable y balanceado que incluya tubérculos, cereales o pan integral como fuente glucosa; aceite de oliva o mantequilla de maní, alimentos proteicos (leche, yogur, queso, sardina, huevo, etc), y frutas, como fuente de vitaminas y nutrimentos inorgánicos.

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