P: ¿Existe alguna relación entre el consumo de leche entera y el deterioro cognitivo de los envejecientes?
R: La prevalencia mundial de los trastornos cognitivos, incluyendo la demencia, ha aumentado dramáticamente en los últimos años; y en la actualidad no existe ningún tratamiento efectivo para curar o controlar estos padecimientos. La promoción de un estilo de vida saludable, especialmente la alimentación, es una estrategia preventiva prometedora.
El consumo de leche y sus derivados se ha asociado con una mejor salud cognitiva; sin embargo, según una investigación reciente, realizada en 4,668 personas entre 55 y 75 años de edad con obesidad o sobrepeso y síndrome metabólico, el consumo elevado de leche entera se asocia con mayor deterioro cognitivo y aumento del riesgo cardiovascular (PREDIMED-Plus). Las guías alimentarias estadounidenses (2020-2025) recomiendan que los envejecientes deben consumir diariamente tres servicios de productos lácteos (leche, yogur o queso) como fuente de calcio y vitamina D, dos nutrimentos necesarios para mantener una buena salud músculoesquelética.
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Muchas evidencias asocian el consumo de alcohol con la aparición de demencia, debido al daño vascular provocado a largo plazo. También los productos con alto índice glucémico (capacidad de un alimento para elevar la glucosa en sangre) como el azúcar y el pan blanco predisponen a una pérdida de la función cognitiva, aún en las personas que no sufren de diabetes mellitus.
Por otro lado, es muy extenso el número de evidencias que relacionan el consumo de sal con la salud cardiovascular y cerebrovascular y las enfermedades neurovegetativas; y por esto se aconseja reducir su ingesta, como parte de un alimentación saludable. De igual manera, se recomienda reducir el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas (manteca, chorizo, mondongo, frituras, comidas rápidas, etc) con el fin de prevenir el deterioro cognitivo.
En conclusión, para preservar la función cognitiva los envejecientes deben evitar el alcohol, limitar el consumo de sal, grasas saturadas y alimentos con alto índice glucémico (granos refinados, azúcar y bebidas azucaradas); y aquellas personas con alto riesgo vascular deben consumir lácteos descremados y semidescremados.